Vitoria. La capital alavesa empieza a calentar motores. La bajada de Celedón está ya a la vuelta de la esquina como lo demuestran algunos actos organizados en la ciudad dentro del programa de prefiestas. El encuentro de los auroros es un buen ejemplo de ello. Esta vieja tradición en Álava, recuperada por la Cofradía de la Virgen Blanca hace sólo dos años en Vitoria, volvió a ser todo un éxito. Varios centenares de personas recorrieron la calles del Casco Viejo para honrar con sus voces a la patrona. El acto celebrado ayer constituye el anticipo del próximo Rosario de la Aurora, que se celebra el día 5. El aperitivo dejó a los participantes con un inmejorable sabor de boca, y es que cada vez son más quienes se suman a la cita. Hasta 16 coros prestaron sus voces en este particular homenaje que ya se ha establecido cada domingo anterior al día de la Virgen. Algunos llegaron incluso de otros puntos del territorio, como Amurrio o Agurain.
De hecho, la hermandad vitoriana se ha fijado en Salvatierra para traer a la ciudad esta tradición. En esta localidad, los miembros de la cofradía de Nuestra Señora de Sallurtegi dan la bienvenida al lunes de Pascua con un recorrido por las calles en el que van cantando. La Cofradía de la Virgen Blanca se ha propuesto explotar esta idea en la capital alavesa. Así, los auroros recorrieron ayer la almendra medieval desde las nueve de la mañana, en una ruta que partió desde la calle Correría y finalizó en la plaza de la Virgen Blanca.
La primera parada tuvo lugar frente a la hornacina de la patrona, donde entonaron Salve Aurora María y el Himno de la Virgen Blanca. Posteriormente y tras pararse en las distintas vecindades de Correría, se desplazaron hasta el pórtico de la Catedral de Santa María, donde se interpretó la segunda retreta. Tras este canto, hubo tiempo para darse alguna alegría matutina. Los fieles degustaron en la plaza de las Burullerías una chocolatada con cochochos, ofrecida por la cofradía y atendida por Boilur y la sociedad Los Álava.
A continuación, los auroros siguieron el recorrido por el Casco Viejo, atravesando las calles Txikita y Cuchillería, donde cantaron frente a las hornacinas de San Marcos, San Francisco y frente a la Casa del Cordón, hasta llegar a Mateo de Moraza. Allí, en la escalinata de subida a la parroquia de San Miguel tuvo lugar la cuarta y última retreta.