Vitoria. Los abogados que se encargan de la defensa de las mujeres que son víctimas de maltrato denuncian la descoordinación que existe entre las instituciones con las que tienen que trabajar día a día. En concreto, denuncian la "falta de empatía" que reciben desde los juzgados, quienes impiden que ejerzan su función debidamente. La labor de la Ertzaintza, por su parte, es valorada más positivamente, aunque reconocen que les ponen dificultades cuando el maltrato es psicológico.
Los esfuerzos realizados por garantizar la coordinación entre todos los agentes que intervienen en el proceso vienen de lejos, en concreto, desde el año 2001, con la firma del acuerdo interinstitucional para la mejora en la atención a mujeres víctimas de maltrato doméstico y agresiones sexuales, impulsado por Emakunde. Desde entonces se han puesto en marcha distintos protocolos para tratar de aglutinar el proceso y que la atención a la víctima garantice la mayor calidad posible, algo que no siempre es posible.
Aunque la coordinación de la Administración de la Justicia con otros operadores gracias a estos protocolos es valorada, en general, como positiva, se aprecian algunas opiniones negativas, especialmente por parte los letrados que trabajan en el turno específico de violencia doméstica. Así lo pone de manifiesto un informe realizado por Emakunde en el que se aborda la Respuesta institucional ante el maltrato doméstico contra las mujeres en el ámbito judicial y de la asistencia letrada de la CAPV.
En dicho informe se exponen las valoraciones y aportaciones realizadas por los abogados que asumen los casos de violencia de género, un trabajo, coinciden, que requiere de un alto grado de "implicación personal y compromiso social", y que en ocasiones resulta "frustrante", si bien reconocen que hay casos "muy gratificantes" que les generan un alto grado de satisfacción.
Su opinión más desfavorable se centra probablemente en la descoordinación que existe con otros agentes implicados en el proceso, en especial con el juzgado. Aseguran que la organización judicial y la del turno específico son "incompatibles" y destacan la "incapacidad" para desplazarse a todos los puntos en los que su presencia es requerida. "Son reprendidos en algunas ocasiones injustamente porque se han retrasado cuando han puesto todos los medios a su alcance para poder acudir puntualmente", añade el informe.
Los letrados subrayan la falta de empatía que reciben desde el juzgado respecto al trabajo y el papel que tienen que desempeñar. Aún siendo la interlocución y voz de la mujer víctima, denuncian que no se les da el tiempo suficiente para hablar con ésta previamente, ya que se les convoca según llegan para intervenir. Además, añaden que aún siendo prioritario en los juzgados mixtos los delitos con víctimas, como es el caso del maltrato sobre la mujer, hay momentos en los que el juzgado lleva retraso o se priorizan otro tipo de cuestiones, como el tráfico de drogas o los juicios de faltas, con lo que el tiempo de espera es largo, superando en ocasiones las tres horas.
Ertzaintza A la hora de referirse a la atención policial, la valoración es positiva, aunque señalan que no siempre se cumplen los protocolos de coordinación, ya que entre otras cosas, en ocasiones inician la interposición de la denuncia sin la presencia de un abogado. En este sentido, perciben que la Ertzaintza tiene la sensación de que el letrado mediatiza la denuncia. Además, en los casos en los que la atención se hace telefónicamente, creen que la Policía les llama para cumplir con los requisitos del protocolo más que por la necesidad de que la mujer reciba asesoramiento.
Los abogados reconocen que el atestado normalmente está bien realizado, sobre todo en los casos en los que hay lesiones. Sin embargo, cuando lo que se denuncia es un maltrato psicológico se topan con "más dificultades", puesto que no tienen herramientas suficientes para trasladarlo correctamente a la denuncia.