Vitoria. La situación de crisis económica está empujando a muchas personas hacia el campo y así, durante la pasada primavera, los viñedos de la cuadrilla con un agro más productivo, Rioja Alavesa, han visto de nuevo furgonetas-vivienda con cuadrillas, cuando no familias, que acudían a realizar las primeras labores agrícolas. Una imagen que hasta hace muy poco se circunscribía tan sólo a la época de la vendimia. En ese sentido, la inmensa mayoría de esas personas han venido con lo puesto, dispuestos a dormir en sus propios vehículos, eso sí, en territorio de La Rioja, donde la vigilancia policial no es tan severa como la de la Ertzaintza en la comarca riojanoalavesa. Y es que para la inmensa mayoría de los braceros que suelen acudir a estas tareas apenas hay infraestructuras que los atiendan. Aunque son los empresarios que los contratan quienes tienen la obligación de facilitar techo a los trabajadores, al final son las parroquias de los pueblos, y alguna que otra asociación, quienes acogen a los trabajadores y sus familias, e incluso les facilitan alimentos o ropa de segunda mano.

En concreto, sólo hay tres bodegas en esta comarca alavesa que tienen un concepto más solidario, aunque también tienen claro que esa solidaridad beneficia al bienestar de los empleados y al final es positivo para el negocio. Se trata de Bodegas Luis Cañas (en Villabuena de Álava); Bodegas Ostatu (en Samaniego); y Bodegas de los Herederos de Marques de Riscal (en Elciego). Estas empresas han dedicado parte de sus instalaciones como alojamiento para sus trabajadores temporales.

El empresario de Villabuena, Juan Luis Cañas, fue el primero en llegar a la conclusión de que para mejorar la relación el bodeguero debe tratar de que estos trabajadores temporales tengan ciertas comodidades. Antiguamente se les alojaba en casas del pueblo. Ahora disponen de "un palacio", como lo define Eduardo (uno de los trabajadores que utilizan la instalación), porque es más rentable que el vendimiador se sienta cómodo y tratado con dignidad. En proyecto está, para el futuro, el que los matrimonios que acudan a la vendimia dispongan de habitaciones propias, ya que ahora duermen en dos grandes salas: una para mujeres y otra para hombres, capaces de atender a unas cuarenta personas. No hay grandes lujos, pero el lugar es acogedor, limpio y permite que los trabajadores, que en este caso suelen ser cuadrillas fijas que repiten casi todos los años, tengan espacio para el ocio después de la jornada en el campo.

Por su parte, Bodegas Ostatu, en Samaniego, llegó a la misma conclusión. Además, el disponer de estos albergues fideliza a los trabajadores que todos los años acuden a la misma localidad y eso facilita la confianza mutua y el trabajo más eficaz. En esta empresa familiar tienen capacidad para 28 personas, un alojamiento que cumple tres objetivos, según Mariasun Sáenz de Samaniego. "Disponer de unas instalaciones que sean una solución a una problemática social importante en la zona; plantear el proyecto para dar cabida al número máximo de personal temporero que se contrata, cumpliendo todos los requisitos materiales y funcionales necesarios para este tipo de alojamientos públicos, en cuanto a número de aseos, duchas, zona de cocinas, lavadoras, zona de comedor o esparcimiento. Y sentar precedente y que este modelo de alojamiento se convierta en uno de los primeros pasos dados en Rioja Alavesa por parte de la iniciativa privada, en respuesta al compromiso social con los trabajadores que aquí vienen, evitando condiciones de alojamiento que no se corresponden con los tiempos actuales".

Por último, en la Ciudad del Vino, en Marqués de Riscal, también tienen desde la pasada vendimia un edificio de alojamiento para sus trabajadores temporales, pero no ha sido posible conocer más detalles, aunque algunas personas empleadas en la instalación creen que podría dar a cabida a unas cincuenta personas.

Resto del contingente El resto, porque a la vendimia acuden entre tres y cuatro mil trabajadores, son alojados por los empleadores en lonjas o casas abandonadas, aunque una parte importante no logra ser contratada y durante los días que pasan en la comarca duermen en los guardaviñas o en las ruinas de algunas casas.