vitoria. El movimiento ciudadano del 15-M logró retrasar ayer, por primera vez en Euskadi, el desahucio de dos vecinos de la calle Correría de Vitoria. Pero los casos de respuesta y paralización de lanzamientos judiciales han proliferado a lo largo y ancho del Estado durante el último mes. La fuerza de los indignados y su determinación contra un sistema que consideran injusto ha evitado en pocas semanas más de una decena de desalojos en diferentes ciudades y pueblos. Madrid, Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), Valladolid, Sevilla, Gijón, Cádiz, Málaga, Leganés, Gran Canaria, Elche, Ferrol y Orkoien (Navarra) han sido algunos de los lugares en los que el hartazgo de la ciudadanía ha puesto ya freno a los embargos y a las expulsiones iniciadas desde los bancos y ejecutadas por la Administración de Justicia. Pero no todo han sido éxitos. En algunas ocasiones, como la pasada semana en Barcelona, el 15-M no pudo impedir que la comitiva judicial, escoltada por los Mossos d'Esquadra echaran de su casa de alquiler a una pareja de inquilinos de renta antigua después de que el titular de la vivienda recurriera a los juzgados para actualizar las mensualidades que les cobraba.

También en el municipio de El Coronil, en Sevilla, se vivió un violento enfrentamiento entre los miembros de las fuerzas de seguridad y los indignados cuando estos últimos trataron de evitar el desalojo de una familia con dos hijos menores que acumulaba una deuda de 20.000 euros.

Los casos que han provocado el rechazo de los indignados se caracterizan, como en el caso de Vitoria, por afectar a personas especialmente indefensas ante la burocracia. En Madrid, por ejemplo, el último lanzamiento judicial evitado tenía como objetivo una anciana enferma de cáncer y su hijo minusválido, mientras que en Valladolid los afectados eran los miembros de una familia humilde cuyo negocio, un pequeño taller, se había ido al traste por la crisis.