BRUSELAS. La directiva, adoptada en junio de 2009, sustituye a la normativa previa de 1988, y como principal novedad incluye reglas más estrictas para todos los actores implicados destinadas a erradicar riesgos para los niños, como la asfixia por tragar componentes, explicó el Ejecutivo comunitario en un comunicado.

Según establece la normativa, los Estados miembros deberán velar por que las autoridades de vigilancia de los mercados efectuen los controles adecuados tanto en las fronteras exteriores de la UE como dentro de la propia Unión.

Los fabricantes, importadores y distribuidores estarán, por su parte, obligados a realizar una "evaluación de peligros potenciales de los juguetes" antes de sacar nuevos productos al mercado.

Además, los fabricantes tendrán que indicar su nombre, dirección y número de artículo en cada producto con objeto de garantizar su trazabilidad.

El nuevo reglamento europeo es "el más estricto del mundo" en términos de seguridad, según dijo el vicepresidente de la CE y comisario de Industria, Antonio Tajani, quien destacó que además de reforzar las reglas, es necesario que los Estados miembros las apliquen correctamente.

Entre otras medidas concretas, establece que los juguetes que se presenten dentro de productos comestibles o mezclados con éstos deberán tener siempre un embalaje distinto, y prohíbe aquellos "que sólo sean accesibles después de haber consumido el producto", señala la CE.

También se desautorizará la distribución de las sillas altas especiales para niños o las plataformas para cambiar pañales que no sean lo suficientemente estables.

Asimismo, se reducen los límites permitidos para la presencia de sustancias químicas con efectos peligrosos sobre la salud, como los ftalatos empleados para aumentar la flexibilidad de los plásticos y habituales en las tetinas de los biberones, algunos componentes altamente inflamables presentes en los barnices y los metales pesados.

En 2010 se detectaron y retiraron del mercado europeo más de 2.200 productos no alimentarios que suponían algún riesgo para los consumidores, según los últimos datos facilitados por el sistema comunitario de alerta rápida (RAPEX).

Los productos procedentes de China supusieron el 58 % de las alertas totales, mientras que los tipos de riesgo para el consumidor que más retiradas del mercado provocaron fueron las heridas (24 %), el peligro químico (18 %), el estrangulamiento (16 %), la asfixia (14 %) y la descarga eléctrica (9 %).