Como si hubiera viajado en la máquina del tiempo ideada por H.G. Wells, la localidad de Labastida se ha transformado este fin de semana en una ciudad medieval. Todos los detalles, desde los stands que se han colocado en numerosos lugares de su término, hasta la profusa decoración que se la ha brindado, con calzadas llenas de paja, balcones adornados con estandartes y vecinos y visitantes sumándose a esa complicidad al disfrazarse de época, trasladan al visitante a otros tiempos remotos. El II Mercado Medieval, una iniciativa de la asociación Acobasa -que aglutina a buena parte del comercio y la hostelería de la villa- y el Ayuntamiento, se está desarrollando durante estos dos días, tras una breve puesta en escena en la que se recordaron los privilegios reales de Labastida. En la inauguración, en realidad una representación, participaron activamente tanto el alcalde, Ignacio Gil Orive, como otros miembros de la corporación, ataviados todos con ropajes de corte medieval. El más auténtico parecía el alcalde, quien manifestaba que "esta es una manera de dar a conocer el pueblo, que los visitantes tengan otro motivo para venir y que entre todos conozcamos Labastida y fomentemos su turismo". Gil Orive elogiaba la labor desarrollada por Acobasa señalando que "gracias a ellos es por lo que se hace todo esto, por indicación de ellos y de su organización. Por eso hay que darles las gracias y entre todos creo que se irán haciendo las cosas cada vez mejor".

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Comerciantes de Labastida, Leticia Alfave Lozano, a quien le tocó trabajar de lo lindo en su establecimiento hostelero y no pudo disfrutar de la diversión callejera, reconocía que ayer esperaban un mínimo de 5.000 visitantes. Esta asociación, que lleva poco más de un año funcionando, tiene claro que no se puede dormir en los laureles. "Ya estamos preparando para septiembre un fin de semana folclórico. Vamos a colaborar con las fiestas de agosto con el municipio, lo mismo que en las fiestas del Cristo de noviembre y para el año que viene tenemos nuevas sorpresas que iremos contando poco a poco", desgranaba la presidenta.

Para el comercio local, el turismo estaba "muerto" en Labastida. "De unos quince años a esta parte, está muerto y tenemos que resucitarlo, que la gente conozca, venga y disfrute y Labastida esté en boca del todo el mundo", señalaba Alfave. Ese protagonismo está ahora mismo en manos del comercio y la hostelería de la villa, "porque somos nosotros, Acobasa, los que estamos tirando de ello". "Hemos tenido un cambio en el Ayuntamiento y el concejal responsable, Diego González nos ayuda en todo lo que puede, por lo que saldremos adelante unidos", agregaba.

Lo cierto es que pocos espacios estaban ayer vacíos en el espacio medieval. Los puestos colocados en diferentes lugares mostraban productos artesanales y el comercio local se disfrazó y sacó sus productos a la calzada engalanando en plan medieval sus establecimientos. Ese espíritu emprendedor no pasó desapercibido para algunos, que no dudaron en aprovechar la ocasión. Un grupo de niñas y niños desplegó un puesto de collares de cuentas que realizaban allí mismo. Lo hacían con tanta simpatía que algunos apostaban a que serían quienes hicieran la mejores ventas del día. La oficina de turismo también se echó a la calle y, al mismo tiempo que repartía folletos de la localidad, vendía recuerdos de la misma.

El Mercado Medieval se puede visitar aún hoy domingo, ya que a última hora de la tarde se clausurará para no volver hasta el año que viene, que se repetirá merced a sus esperanzadores resultados.