Vitoria. La asociación Navarrate ha organizado unas jornadas para recordar y dar a conocer las vicisitudes históricas y reivindicar la unidad de estas tierras del Alto Ega, así como la de la totalidad de Álava con Navarra. Las jornadas comenzaron ayer con una charla en Korres, en el centro de interpretación del Parque Natural de Izki, a cargo de Inaxio Iriarte, con el título de 1200: cuando dejamos de ser navarros, y culminarán el siguiente sábado, 16 de julio, con una marcha que partirá de esa población a las diez para ascender hasta las ruinas del castillo.
Las vicisitudes de la historia, de la política y de la dominación de unos pueblos por otros, han provocado que en la actualidad existan comarcas en las que prima cualquier cosa menos la racionalidad. En nuestro entorno más próximo tenemos variados ejemplos de ello. Ahí están los municipios de Ábalos y San Vicente de la Sonsierra, pertenecientes a la comunidad de La Rioja, extraídos como una porción de tarta, de la comarca de la Sonsierra de Navarra, actualmente conocida como Rioja Alavesa. O el valle de San Zadornil, perteneciente a Castilla, clavado como un cuchillo en Valdegobía. O el caso de Orduña y Arrastaria, comarca natural dividida entre Bizkaia y Álava.
Hay otro enclave, acaso menos conocido que los citados, pero con una historia cuando menos complicada, si no atormentada. Se trata la comarca natural del Alto Ega, hoy en día troceada de una manera disparatada. Cualquiera que recorra este primer tramo del río Ega sin hacer caso de los límites administrativos, podrá contemplar una realidad natural, en torno al río, que incluso disfruta de un microclima que le permite el cultivo de la planta del tabaco.
El río Ega nace en la ladera norte del monte Palomares, atraviesa las localidades de Lagrán, la antigua Larragain y Villaverde. A su paso va recogiendo las aguas que bajan de la sierra de Cantabria, por el sur, y de otras por el norte, provenientes de Baxauri y Obekuri, pertenecientes al municipio de Trebiño, otro contrasentido territorial, y de los montes de Izki. Ya en el municipio de Bernedo, deja al norte Navarrete y riega Villafría, la propia villa de Bernedo y los campos de Angostina, para a continuación entrar en Navarra, atravesando Marañón, Cabredo y Genevilla. Vuelve a entrar en Álava, por Santa Cruz de Campezo, recibiendo un poco antes las aguas de los ríos Izki y Berrón, y un poco después las del Istora, que conforma el valle de Harana. A continuación entra otra vez en la comunidad foral para llegar a Estella y luego desembocar en el Ebro.
¿Cómo se ha llegado a esta configuración territorial? Ninguno de estos lugares, excepto Baxauri y Obekuri, aparecen en el documento del Ferro de Álava, más conocido como Reja de San Millán, datado el año 1025, en el que se relacionan los pueblos de Álava que pagaban un tributo al monasterio de San Millán de la Cogolla, en forma de rejas de hierro, de lo que se deduce que esta comarca por aquellos tiempos no pertenecía a Álava.
tenencias Sabido es que el reino pamplonés, todavía no se denominaba Reino de Navarra, se organizaba territorialmente en base a tenencias. Pues bien, en esta época, reinado de Sancho III el Mayor y sus sucesores, hasta el asesinato de Sancho IV en 1076, ya existía la tenencia de Marañón. Según el historiador Aitor Pescador, el significado de una tenencia era el siguiente: "Una circunscripción territorial donde un barón cumple ciertos deberes, tanto públicos como privados, y posee ciertos derechos concedidos por mano del rey. Normalmente las tenencias suelen constar de un núcleo fortificado y de un pequeño distrito territorial. Las funciones del barón dentro de la tenencia son, además de la defensa, la recaudación de tributos y la administración de justicia. De todo ello extraían un beneficio, más o menos la mitad de las utilidades de la tenencia, mientras que el resto iba para las arcas reales". En el caso del Alto Ega este núcleo fortificado era el castillo situado en lo alto de la peña de la Población, llamada también Peña del Castillo de Marañón, donde aún pueden observarse las ruinas de aquella fortaleza.
Como se ha dicho, el rey Sancho IV fue víctima, el año 1076, de una conspiración que acabó con su vida, tramada por los castellano-leoneses, valiéndose, como iba a ser habitual en la historia del reino pirenaico, de la traición de algunos personajes navarros. Los navarros eligen entonces como rey a Sancho Ramírez de Aragón, primo del rey asesinado. El Alto Ega, junto al resto de la parte occidental del reino, es conquistado entonces temporalmente por Castilla-León, pero en los años sucesivos los reyes pirenaicos recuperarán estas tierras. El año 1134 muere sin descendencia el rey Alfonso I, dejando en herencia el reino a las órdenes militares, el Temple y el Hospital. Una nueva conspiración de los castellanos-leoneses, en connivencia con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer, y el papado, da la corona a Ramiro, un hermano del rey fallecido. La motivación de esta trama estaba en el reparto entre los nobles de las ricas tierras del reino musulmán de Zaragoza, conquistado por Alfonso I. Los habitantes de la parte occidental del reino pirenaico no aceptaron esta maniobra, eligiendo como rey a García Ramírez, bisnieto por una vía bastarda de Sancho IV. Sus descendientes llevarán a cabo una reordenación del espacio navarro, con la fundación de villas. Así Trebiño en 1161, Laguardia en 1164, Vitoria en 1181, Antoñana y Bernedo en 1182, probablemente también Lagrán y Agurain, y otras en Gipuzkoa, como San Sebastián.
De la lectura del fuero de Bernedo, otorgado por Sancho VI de Navarra en 1182, se desprende que Lagrán, en la cabecera del valle del Ega, poseía entonces un territorio mucho mayor que el municipio actual, incluyendo los términos de Obekuri, hoy dentro de Trebiño, Urturi, Kintana y Rituerto, mientras que Villafría, Navarrete, Angostina y San Román pertenecían a Bernedo. Todo este territorio era conocido como Tierra de Izki. En 1200 el rey de Castilla Alfonso VIII conquista y anexiona a su reino la parte occidental del reino de Navarra, incluido Lagrán, pero no Bernedo y sus aldeas, que permanecerá dentro del reino pirenaico hasta 1476. Marañón, Cabredo y Genevilla no serán conquistadas por Castilla hasta 1512. Posteriormente, esta zona sería incluida en la provincia de Álava, por breves periodos de tiempo, en 1822-1823 y 1840-1841, concretamente.