ala presentación en sociedad del nuevo gerente del HUA, Jon Armentia, hace poco más de dos semanas, ha seguido una situación de absoluta indefinición tanto en Txagorritxu como en Santiago que tiene como trasfondo el relevo de sus cúpulas directivas, tras convertirse en dos sedes diferenciadas del nuevo Hospital Universitario de Álava (HUA). El paso al frente dado por el Departamento de Sanidad y Osakidetza, no sólo por repentino, ha sorprendido a propios y extraños poniendo de nuevo en el disparadero a un proyecto que desde su gestación se ha encontrado con una importante oposición política, ciudadana y sindical. Los hospitales no pueden parar, y de eso se han encargado los profesionales de ambos centros durante los últimos días. Pero sus representantes han visto completamente paralizada su interlocución con los altos cargos tras el golpe de efecto de Julián Pérez Gil y su equipo. Los nuevos directores del HUA, cuestionados desde amplios sectores, afrontan el reto más complicado de sus trayectorias profesionales.
interlocutores
"Queremos respuestas"
El descabezamiento de los equipos directivos ha provocado una situación inédita para los representantes de los trabajadores de ambos centros, huérfanos de interlocutores hasta que todos los ceses adquirieron el rango de oficialidad y los exdirectores de Personal todavía en sus cargos, pero en funciones, fueron sustituidos. La solicitud de una reunión de urgencia con el nuevo gerente del HUA, Jon Armentia, fue el primer paso dado por el comité de empresa de Santiago y la junta de personal de Txagorritxu para esclarecer, al menos en sus trazos más básicos, en qué escenario se moverán durante el futuro más próximo. "Queremos respuestas ya", fue una de las consignas que pudieron escucharse durante la última concentración celebrada por la Plataforma en Defensa del Hospital Santiago frente al centro de la calle Olaguíbel.
Armentia se ha mostrado dispuesto a dialogar con los trabajadores, aunque sólo un día después de recibir la petición desde el comité de Santiago, éste le acusó de no reconocerlo y negarse a recibirlo, algo que Osakidetza se apresuró a desmentir tajantemente. El oscurantismo con que se ha desarrollado todo el proceso y las malas formas con que se procedió al cese de los directivos, apenas dos horas antes de informar a la prensa sobre la creación de la nueva organización de servicios, ha acrecentado una desconfianza que viene de atrás debido a los avatares que ha sufrido la creación del HUA.
Todavía a día de hoy, ni los representantes de los trabajadores de Santiago ni los de Txagorritxu han podido encontrarse con los nuevos responsables del HUA, aunque esto cambiará en los próximos días. Al margen de las reuniones que los próximos martes y jueves mantendrán el comité de empresa de Santiago y la Junta de Personal de Txagorritxu con el nuevo responsable de Personal del HUA, Alfonso Romano, la Junta de Personal de Atención Especializada de Álava, que engloba a los trabajadores estatutarios de ambos hospitales, se verán por fin las caras con Armentia este próximo jueves por la mañana.
gestión
Experiencia en entredicho
"Cada día descubrimos algo nuevo aunque llevemos 30 años trabajando aquí", sintetiza un experimentado facultativo del Hospital Santiago. Dejando al margen las formas con que se han sucedido los últimos acontecimientos, el escepticismo se ha instalado entre numerosos profesionales de los hospitales de Gasteiz por la inexperiencia en puestos de gestión que acreditan los nuevos altos cargos designados por Osakidetza. "A dedo", según el presidente del Colegio de Médicos de Euskadi, Kepa Urigoitia.
Aunque todos deben contar con el beneficio de la duda, la sorpresa ha sido generalizada cuando las plantillas de Txagorritxu y Santiago conocieron que Armentia sería el encargado de comandar uno de los proyectos estratégicos más importantes del consejero Bengoa, que contempla una inversión superior a los 120 millones de euros y supondrá una redefinición total del mapa hospitalario de la capital alavesa.
A esta circunstancia se une que tanto Armentia como Encinar y Romano, así como los directivos que más adelante se incorporen a sus puestos, deberán afrontar la gestión de las áreas unificadas de dos hospitales con cerca de 3.500 trabajadores y que se encuentran en el punto más incipiente de su acoplamiento. Muchos se preguntan por qué los responsables de Osakidetza han prescindido, de un día para otro, de profesionales con un amplísimo bagaje en la gestión sanitaria de la capital alavesa y que han vivido en primera persona la gestación del HUA desde el minuto uno, allá por marzo de 2010.
En el ámbito de la gestión de personal, los representantes de los trabajadores temen que, debido a la unificación, los acuerdos negociados con las gerencias salientes y los que se encontraban pendientes caigan en el olvido al encontrarse, desde hace unos días, en una nueva organización de servicios.
oposición
Ciudadana... y política
Pese a que las plantillas de Txagorritxu y Santiago se han involucrado activamente durante los últimos meses en la configuración del HUA, el rechazo al proyecto de reordenación hospitalaria sigue latente en la sociedad alavesa. No sólo entre muchos de los profesionales sanitarios, principalmente vinculados a Santiago, sino entre sus vecinos y, lo que es más importante, la clase política. La ampliación y remodelación de Txagorritxu y la conversión del centro de la calle Olaguíbel en hospital de crónicos, claves del proyecto, únicamente cuentan con el consenso de PSE y PP, lo que requiere a la fuerza de más apoyos en un futuro para seguir adelante. Por el momento, el PNV ya ha dicho por activa y por pasiva que apostará por mantener Santiago como hospital general si, en un futuro, recupera el Gobierno de la CAV. El resto de fuerzas con representación en el Parlamento también se han mostrado contrarias al plan de Bengoa.
Entretanto, la Plataforma en Defensa del Hospital Santiago ha recolectado ya cerca de 50.000 firmas contrarias a un proyecto de reordenación sanitaria que nació, ya desde la presentación del acuerdo político que lo ha propiciado, rodeado de sombras. El anuncio del exalcalde Patxi Lazcoz, rápidamente desmentido, de que parte de Santiago se derribaría para costear el plan generó una reacción ciudadana sin precedentes que, con el tiempo, ha cambiado de consignas. Osakidetza promete que mantendrá Santiago en su totalidad para convertirlo, también, en sede de distintos servicios administrativos y que conseguirá crear en su espacio "un hospital de primera" de la mano de Txagorritxu. Pronto se conocerán más detalles sobre el plan funcional de un proyecto siempre en el candelero por las consecuencias que, de llegar a buen puerto, tendrá sobre la Sanidad alavesa.