Donostia. Volver a la normalidad. Eso es lo que más desea el camionero de 62 años que el pasado lunes protagonizó un aparatoso accidente en la A-8, a la altura de Eibar. Su camión quedó suspendido en el viaducto de Azitain, un lugar que ha registrado ya varios importantes siniestros, y tuvo que ser rescatado por un equipo de bomberos del parque eibarrés de Arrate. El conductor, que completa el trayecto entre Lezo y Santander todos los días, abandonó ayer el Hospital Donostia, en el que había permanecido para ser atendido por las diversas contusiones que sufrió.
Según explicaron a este periódico desde Transportes Echemar, la empresa lezotarra para la que trabaja como autónomo el camionero de Usurbil, el trabajador se encuentra en buen estado y "lo que quiere es volver a la normalidad y al día a día cuanto antes". "Está animado para volver a trabajar, quiere retomar la rutina", añadieron. Sin embargo, todavía se desconoce la fecha en la que se producirá la reincorporación ya que, debido a la aparatosidad del accidente (el vehículo quedó destrozado), en estos momentos se está tratando de "arreglar el papeleo con el seguro".
El sindicato de transportistas Hiru -al que está afiliado el camionero- ya adelantó el martes que el vehículo contaba con un seguro a todo riesgo. Además, la empresa precisó que el camión tenía cuatro años de antigüedad, siendo el remolque propiedad de la empresa y la cabeza tractora, del conductor.
El revuelo mediático causado por la espectacularidad del accidente ha provocado que el transportista haya sido requerido por diversos medios, invitaciones que ha declinado. "Le han llamado de la tele pero me ha contestado: Estoy yo como para ir con estos ojos", relataba un compañero. "Es un hombre reservado que lo que quiere es volver al día a día; lo mejor en estos casos", agregaban desde Transportes Echemar.
Los hechos ocurrieron en el kilómetro 71 de la A-8, sentido Irun. El vehículo quedó suspendido en el viaducto de Azitain a unos 40 metros de altura. Ander Espín, natural de Durango y de 40 años, fue el bombero que descendió hasta la cabina a través de una cuerda enganchada a una grúa. "Él me decía que le sacara de allí, que estaba incómodo; yo le preguntaba cosas para que no pensara en la situación", recordaba Espín. Fue entonces cuando el bombero ató al camionero con un arnés y lo sacó por la ventana.