Vitoria. La unión hace la fuerza y así es precisamente como pretende seguir el colectivo alavés de afectados por posibles casos de niños robados. Para ellos lo de menos es que ahora Euskadi tenga dos colectivos, después de que los otrora portavoces vascos de la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir) rompiesen la baraja por discrepancias con la forma de gestión de la dirección estatal. Cuando se abrió la brecha con los responsables de la organización en Madrid fue porque algunos responsables territoriales, entre ellos, los de la CAV, se negaron a imponer a los socios una cuota mensual de tres euros en concepto de inscripción. Dicho pago fue acordado por la "mayoría" de los miembros de la asociación reunidos en Getafe el pasado 30 de abril, tal y como explicó Antonio Barroso, presidente de la asociación, en un comunicado que envió a este periódico. Una propuesta a la que las delegadas de Euskadi, Castilla León, Murcia y Andalucía se opusieron. "Si una asociación es sin ánimo de lucro, no puedes pedir dinero a los socios y menos para pagar sueldos", denuncia Lourdes Buezo, una de las voluntarias alavesas que hasta ahora se ha encargado de ayudar a las presuntas víctimas de esta trama de adopciones irregulares.
Este fue el origen del primer cruce de acusaciones dentro de la organización, que acabó con la gota que colmó el vaso. A juicio de Barroso, la sugerencia de las portavoces para que Anadir lograra sobrevivir sin recibir dinero alguno "se limitaba a crear una federación territorial en la cual cada una tuviera un poder absoluto y rotundo para decidir de forma autónoma las políticas, las actuaciones y el enfoque de la asociación". Un reproche que desde Álava desmienten porque afirman que el frente común, esclarecer si los bebés realmente murieron al poco de nacer, nunca ha variado.
Sea como fuere, la ruptura ha sido un jarro de agua fría para las voluntarias, a las que les ha pillado "de sopetón" el envío del citado comunicado de la dirección nacional. "No sabemos cómo vamos a actuar ahora, ni si seguimos siendo una asociación, pero aún ayudamos", precisa Buezo a la que le hubiese gustado que los trapos sucios se hubiesen lavado antes en casa "para no confundir a los afectados".
Como resultado de estas disidencias internas, ahora Euskadi tiene dos grupos de afectados, aunque con los mismos objetivos. Mayte Alonso ejercerá desde ahora de portavoz de Anadir en el País Vasco, mientras que Flor Díaz hará lo propio bajo una nueva asociación que aún no tiene denominación y que merece el respeto del presidente de Anadir, por ser "una propuesta legítima". Aunque, eso sí, les impide que ninguna de sus direcciones acabe en @anadir. es.