Vitoria. Cerca de 600 pacientes son tratados anualmente en Álava por sus problemas relacionados con el alcohol, drogas ilegales o juego patológico. Se trata de unas adicciones que no dejan de renovarse cada año bajo las nuevas formas de las sintéticas. De ellas habla esta mañana Juan José Llopis Llácer, coordinador de la Unidad de Conductas Adictivas de Castellón y profesor de Psicobiología de la Universidad Jaime I, en su charla Las otras sustancias en la escena recreativa. Del rito al mito.

¿Cuáles son los ejes sobre los que se articula su ponencia?

Se centra en un aspecto de las drogas, en las recreativas, que son las sustancias que provocan alarmas momentáneas, porque tal como aparecen, desaparecen. Pero no son de consumo continuado por la cantidad que se toma o sus consecuencias. Van por modas y rituales.

¿De qué ritos estamos hablando?

De los que utilizan sustancias de tipo alucinógeno o los que aparecen en la mitología y llevan a experimentar los efectos de ciertas plantas y hongos en un club.

Dentro de estas recreativas, ¿cuáles son las que están en auge?

Aparte de las setas y hongos alucinógenos, está la ketamina, una droga estimulante, que en realidad se emplea como anestésico de uso veterinario. También están los antiparasitarios, de efecto también psicoestimulante, y los inciensos o aromatizantes. Son sustancias que se consumen en polvo o en cápsulas que se desvían del uso terapéutico.

Si van por modas, ¿cambia en algo su desintoxicación?

La peculiaridad es que son sustancias que no demandan tratamiento porque son de temporada, que las van cambiando. Ahora, se ha puesto de moda el miau miau.

¿En qué consiste?

En realidad, es un fertilizante, pero que los jóvenes lo usan como psicoestimulante.

Usted es coautor del libro 'Adicciones. Interacciones y consecuencias del consumo combinado de alcohol y cocaína'. ¿Qué perjuicio conlleva este cóctel?

La intoxicación es mayor en cuanto problemas físicos y conductuales. El orden de los factores aquí sí que altera el producto porque la sustancia se convierte en tóxica.

¿Qué avances hay en tratamientos para consumos múltiples?

Para cocaína y alcohol no hay. En cocaína sola sí que estamos empezando nuevos fármacos, con antiepilépticos, para tratar el control de impulso y está dando buenos resultados porque caducan la recaída.

Las jornadas en las que participa también van a dedicarse a la adicción de los presos. ¿Qué ventajas tienen para su rehabilitación?

No he trabajado en ese ambiente, pero lo que conozco es que puedes trabajar a largo plazo el tratamiento. Los objetivos son, por tanto, más fáciles de llevar a cabo que con alguien que está en la calle.

¿Tiene inconvenientes?

El hecho de estar encerrados es algo que afecta psicológicamente, por lo que farmacológicamente también se debe de tener en cuenta.

En otra de sus conferencias del Proyecto Hombre, celebrada en noviembre en Alicante, habló sobre la situación actual de las adicciones en la mujer. ¿Qué diferencias hay con las que manifiestan los varones?

Siempre hay que tener en cuenta el género, al igual que pasa con otras circunstancias, como la del aislamiento de los presos. Es fundamental a la hora de tratar a alguien desde el punto de vista psiquiátrico. En las mujeres la diferencia que se da es la llamada codependencia.

¿Y de quién dependen las adictas?

Pues de otro enganchado o de otras personas, como algún familiar, que la influye en el consumo. Es algo que marca mucho la autoestima por lo que se debe trabajar la independencia y la forma en la que se valoran para lograr la desintoxicación.