La malaria es la tercera causa de mortalidad infantil en todo el mundo. Se estima que unas 800.000 personas mueren cada día por esta enfermedad, produciéndose alrededor del 90% de estos fallecimientos en África, donde esta enfermedad provoca una de cada seis muertes de niños. "En este Día mundial contra la malaria -y cada día-, alrededor de 2.000 niños morirán por la picadura de un mosquito" afirmaba ayer Anthony Lake, director ejecutivo de Unicef con motivo del día dedicado a la lucha contra la erradicación de esta enfermedad. "Conocemos formas efectivas para combatirla y debemos usarlas para salvar vidas."

La malaria es fácilmente prevenible y curable. Algunos estudios han demostrado que basta con que un niño duerma cada noche bajo una mosquitera tratada con insecticida para que la mortalidad infantil se reduzca hasta un 20%. Sin embargo, cientos de miles de niños, principalmente en África, fallecen debido a la falta de estas mosquiteras y de tratamiento en las primeras 24 horas tras la aparición de los síntomas. Esperar seis horas para conseguir tratamiento puede suponer la muerte de un niño enfermo.

De 2004 a 2010 se han distribuido más de 400 millones de mosquiteras en países donde la malaria es endémica. Desde 2008 se han entregado más de 290 millones, suficientes para cubrir aproximadamente al 80% de los países africanos que las necesitan.

Progresos reales Estos esfuerzos han producido progresos reales. Las muertes provocadas por la malaria en todo el mundo se han reducido un 20% desde el año 2000 al 2009, una estadística que representa miles de vidas de menores.

Los países que han aumentado sistemáticamente las medidas de prevención contra la malaria han conseguido reducciones significativas del número de muertes en centros sanitarios, apunta Unicef. Países donde la enfermedad es endémica como Eritrea, Madagascar, Santo Tomé y Príncipe, Zambia y Zanzíbar han conseguido descensos de más del 50% en el número de casos confirmados de hospitalizaciones o muertes por malaria.

La lucha contra la malaria no sólo salva las vidas de los niños, sino que aporta muchos otros beneficios sanitarios y económicos. Por ejemplo, la eliminación de la malaria alivia la carga de los centros sanitarios. Reducir la malaria mejora la salud de las madres embarazadas y posteriormente la salud de sus hijos. Controlar la malaria puede reducir también las muertes por desnutrición, ya que las personas más débiles tienen más posibilidades de morir si contraen la enfermedad. "No podemos dejar a unos niños expuestos a la malaria y a otros a salvo" afirma Lake. "Ya sea con mosquiteras tratadas con insecticida, con un diagnóstico apropiado o un tratamiento efectivo, el reto es proteger y cuidar a cada niño en peligro".

VAcuna poco efectiva No obstante, la vacuna actual únicamente tiene efecto entre el 50-60% de los casos. En tanto médicos de todo el mundo realizan investigaciones para dar con una sustancia que sea efectiva en un ciento por ciento contra todas las cepas del germen patógeno de la malaria, tanto en África, Asia, Sudamérica o Caribe.