Esta semana el Ayuntamiento de Salvatierra presentará el libro que recoge las actas del congreso celebrado en 2006 con motivo de la celebración del 750 aniversario de la concesión a la aldea del Fuero que la convertía en villa con el nombre de Salvatierra. Las jornadas, coordinadas por el profesor Iñaki Bazán, trataron temas relativos con la historia de la capital de la Llanada oriental, desde sus orígenes hasta la época contemporánea, a través de ponencias y comunicaciones elaboradas por los más prestigiosos especialistas. Entre ellos, Henrike Knörr, fallecido en 2008, quien llevó a cabo una colaboración que versaba sobre la toponimia de la zona.
El aniversario conmemorado en 2006 no fue el de Agurain, sino el de la villa de Salvatierra. De hecho, en 1256, el rey de Castilla Alfonso X, conocido como el Sabio, dio Fuero de villa a la aldea de Agurain, que a partir de ese momento fue conocida también como Salvatierra. Ese hecho fue trascendental para la población, pero la historia de la localidad dio comienzo mucho antes, como recuerda el historiador Unai Gartzia en su interesante Agurain, más de 750 años (Arabera, Vitoria-Gasteiz 2006).
La presentación del libro tendrá lugar el próximo viernes en Agurain. Al día siguiente se llevará a cabo una jornada académica en la que intervendrán los profesores César González Mínguez, con una comunicación sobre la concesión del Fuero por parte de Alfonso X; y Tomás Urzainqui, quien disertará acerca de la política de creación de villas del monarca castellano para consolidar la nueva frontera entre Gipuzkoa y Álava y el resto de Navarra.
La Llanada oriental, y en concreto Agurain, se encuentra ubicada sobre un alargado cerro, que se extiende de norte a sur, con una extensión de unos 600 metros de longitud y de unos 150 en su parte más ancha, estando su punto más alto donde se encuentra la casa consistorial, en la cota de altitud 605. Se trata de la población más importante de la comarca, que constituye el núcleo primigenio de Álava. El nombre originario de esta zona es el de Laua, que significa llano o llanura, de donde viene el vocablo Lautada, con el que es conocida actualmente la Cuadrilla en euskera. Sin embargo la acepción Laua tiene otra posibilidad como adjetivo. Puede significar sencillo, simple, natural, o humano. De hecho, en el idioma de los vascos, se dice pertsona laua da para describir a alguien sencillo. Otra acepción podría ser la de lau-lau bizi da para señalar a quien vive llanamente. Sea como fuere, mucho tiempo después los árabes reconocieron este nombre como al-Laua, de donde vendría Álava, designación que luego se extendería a un territorio mucho más extenso. Pero ésa ya es otra historia.
Desde los tiempos más remotos Agurain ha sido una encrucijada de caminos, como lo demuestra el dólmen de Sorginetxe, en Arrizala, situado al pie de una de las vías de trashumancia ganadera de hace cinco mil años, utilizada aún en la actualidad, entre los pastos estivales de la sierra y los invernales del llano. Antes no había habido una población estable, sólo cazadores procedentes de asentamientos más al norte, que establecían sus abrigos de caza en las cuevas de la ladera meridional de la sierra de Aratz. Luego los pastores del neolítico y del calcolítico empezarían a desbrozar el bosque para obtener pastos de invierno y zonas de cultivo.
En un lugar habitado desde hace tanto tiempo como el cerro de Agurain, sobre el que se han sucedido distintas poblaciones, cuyas edificaciones han cavado sus cimientos sobre los escombros de las villas anteriores, que ha sufrido guerras, catástrofes naturales, incendios y otras calamidades, es difícil encontrar vestigios de sus primeros pobladores. No obstante, a través de una extrapolación teórica de otros lugares similares del entorno -el cerro de Henaio, en Dulantzi; el de Santa Lucía, en Gebara; el de Olarizu, en Vitoria; o el de Oro, en Zuia-, podemos aventurar que el otero de Agurain resultaría un lugar idóneo para el asentamiento de una población de las edades del bronce y del hierro.
Según esa suposición, los romanos cuando llegaron a esta tierra, a principios del siglo I antes de Cristo, se encontrarían con un pequeño poblado, cuyo nombre desconocemos, enclavado en torno al punto más alto, donde hoy se encuentra el Ayuntamiento. Sus habitantes pertenecerían a la tribu de los bárdulos. El que la calzada Iter XXXIV ab Asturica Burdigalam pasara precisamente por Agurain da una idea de su importancia estratégica.
Tras la caída del imperio romano, por Laua discurría la frontera entre el Ducado de Vasconia y la Hispania visigoda, sustituida en 756 por el emirato de Córdoba. Sin embargo, la comarca ahora alavesa pasó a formar parte del Reino de Pamplona a partir de 824 hasta 1200, cuando Alfonso VIII de Castilla conquistó y anexionó a su corona los entonces territorios navarros occidentales.
Su sucesor, Alfonso X, concedió el Fuero en 1256, dando a Agurain el nombre de Salvatierra. Posteriormente, en 1367, en el contexto de la Guerra de los Cien Años y de la guerra entre el rey de Castilla Pedro I y su hermano bastardo Enrique de Trastámara, Álava retornará a Navarra durante cuatro años. Tras una segunda conquista por parte del nuevo rey Enrique II, Salvatierra volvería a Castilla con la promesa de que nunca dejaría de pertenecerle, circunstancia incumplida por su sucesor Juan I, quien donaría la villa en señorío al canciller Ayala en 1382.
El señorío de los Ayala acabó abruptamente en 1521 con el apresamiento y ejecución del conde de Salvatierra Pedro López de Ayala, sublevado contra el emperador Carlos I de Habsburgo. El excelente Archivo Municipal de Agurain conserva el documento en el que el emperador, con fecha 17 de julio de 1522, concede a la villa su retorno a la condición de realenga. Este importantísimo documento fue conseguido en 2005 por el Ayuntamiento de Agurain, ya que fue subastado por la casa londinense Sotheby"s. Al parecer fue robado por algún soldado inglés durante los saqueos posteriores a la batalla de Vitoria, 21 de junio de 1813, en la que las tropas del duque de Wellington vencieron a las de José Bonaparte.