Vitoria. Ante el desproporcionado aumento de la facturación del gas en una treintena de localidades alavesas, sólo caben dos posturas. Confiar en la versión ofrecida por la operadora, en este caso Repsol, que cuenta con el respaldo del Gobierno Vasco, o posicionarse del lado de los vecinos afectados y creer que ha sucedido algo extraño con el suministro. La Diputación Foral de Álava ha tomado el segundo camino y ha pedido a Lakua que supervise cinco nuevas catas de combustible en otros tantos depósitos que no han sido rellenados desde que aparecieron las primeras denuncias y que, por lo tanto, aún conservan el fluido original. Iñaki Nafarrate, diputado foral de Administración Local y Equilibrio Territorial, fue tajante ayer al mostrarse convencido de que el desequilibrio entre lo consumido y lo cobrado obedece a una mala calidad puntual del gas propano. Para apuntalar su discurso, subrayó que el único suministrador con problemas de los tres que abastecen la zona es Repsol, lo que le induce a pensar que ha existido alguna anomalía con el tipo de gas licuado facilitado. "La Diputación no da el tema por cerrado ya que se trata de un asunto muy sangrante que ha creado mucha alarma", declaró ayer Nafarrate.

El diputado desgranó que nada más producirse las primeras denuncias, solicitó al Departamento vasco de Industria y Energía una reunión para consensuar la adopción de posibles medidas para solucionar el problema. Desde Lakua se le contestó que en un par de días obtendría respuesta. Ayer, tres días después, aún no había recibido comunicación alguna por parte de los responsables del Ejecutivo autonómico, por lo que decidió reunirse con la comisión de alcaldes afectados. En cuestión de minutos sonó el teléfono. Desde Industria y Energía se le emplazaba a un encuentro, extremo al que Nafarrate accedió si se le permitía acudir en compañía de los cuatro primeros ediles de Labastida, Urkabustaiz, Zigoitia y Artziniega. Lakua se negó en redondo y sólo accedió a recibirle acompañado de su directora, Izaskun Martínez de Lahidalga.

Misma conclusión El intercambio de pareceres con el Gobierno Vasco únicamente sirvió para que el diputado obtuviera la misma conclusión que ya se había difundido a principios de esta semana por parte del Ejecutivo. Se le dijo que todo estaba bien, que se habían realizado tres catas para analizar el gas en Murua, Izarra y Murgia, que asimismo se había comprobado la calidad durante el transporte en varios camiones seleccionados al azar y que el proceso de las facturas no presentaba anomalías. En definitiva, que no había motivos para recelar de la operadora ni de su producto.

La explicación no satisfizo a Nafarrate, quien ayer se mostró convencido de que "el problema está en la calidad, no en los contadores". Recordó que hay 15.000 alaveses afectados y que, a pesar de la subida de precios que ha experimentado el gas licuado, no hay razón aparente que justifique que todas las quejas sean de clientes de Repsol, no de otros operadores, y sólo durante los meses de diciembre y enero.

Ayer, el diputado facilitó al Gobierno Vasco una lista de cinco depósitos dispersos por la geografía alavesa que han permanecido intactos desde que surgieron los contratiempos e instó al Ejecutivo a analizar su contenido antes de que sean rellenados por la operadora, ya que aseguró que "en cuanto el resto ha recibido gas nuevo se han acabado los problemas". A la Diputación le sorprende que se hallan rellenado algunos tanques con dos tercios de carga cuando lo habitual es hacerlo cuando sólo queda un tercio y Nafarrate ha pedido ya una reunión con el delegado de Repsol en la zona.