Bilbao. "Si no nos juntamos mil personas, nos merecemos que nos den por saco hasta la saciedad", opinaba un ertzaina poco antes de que echara a andar la manifestación de ayer en Bilbao. Prueba superada, por tanto, una vez se pudo comprobar sobre el terreno la masiva respuesta que obtuvo la convocatoria realizada por la mayoría sindical para criticar la gestión de Rodolfo Ares. Los representantes de ErNE, ESAN, Sipe y Euspel cifraron la participación en más de 3.000 agentes, la práctica totalidad de la plantilla que estaba libre de servicio. Pese a los muchos condicionantes en contra y a las propias acciones dirigidas desde el Departamento de Interior para restar fuerza a la cita, la Gran Vía de la capital vizcaína fue un clamor a favor de la mejora de las condiciones de los ertzainas, en una concentración tan sólo comparable a la que tuvo lugar en 1998 también en Bilbao. Los portavoces sindicales fueron un paso más allá del lema de la protesta -Sí a la negociación, no a la imposición. Negoziazioa bai, inposaketarik ez-. Así, nada más concluir la marcha, con la multitud apostada frente a la sede del PSE, y cuando los pitos que acompañaron el recorrido se habían convertido en un auténtico estruendo, los convocantes pusieron al consejero de Interior ante la tesitura de "negociar o dimitir".
Pese al sobresaliente con el que se saldó la apuesta de ayer, los representantes de ErNE, ESAN, Sipe y Euspel no tardaron en regresar a la tierra. "Tenemos los pies en el suelo. Hemos estado tres semanas trabajando mucho, metiendo horas en los turnos de noche de las comisarías", en referencia a las charlas que calentaron la manifestación. Una vez pasada la euforia, es hora de fijar los siguientes objetivos, lo que se concretará en un calendario de protestas con un cariz ciertamente espectacular. Los cuatro sindicatos en unidad de acción -solo están fuera ELA y CCOO- se reunirán mañana para concretar este extremo. "Si esto se acaba aquí, la jodemos", opinaba de forma expresiva un agente.
Aunque el malestar palpable en el seno del Cuerpo hacía presagiar una buena respuesta, la realidad superó cualquier expectativa. Pese a los Consejos de Unidad convocados el mismo día y a la misma hora por el Departamento, a la no adhesión de ELA y CCOO y al propio calendario laboral de los agentes, prácticamente todo aquel que pudo acudió a la marcha. Fuentes sindicales explicaron que muchos agentes que trabajaron el lunes en el turno de noche se engancharon a la manifestación sin dormir siquiera.
También los hubo que pidieron el día libre para poder asistir. La decena de autobuses fletados para acudir a Bilbao llegaron repletos, lo que suma medio millar de personas. Un autocar se equivocó de recorrido y no pudo recoger a sus pasajeros, que usaron sus vehículos particulares para sumarse a la marcha.