vitoria. El Consistorio vitoriano eligió a Teresa Ibáñez (Murgia, 1944) como pregonera de los carnavales por la participación de la actriz en la Compañía Vasca de Teatro y Danza, con sede en la capital alavesa, desde donde aboga en sus trabajos por la igualdad entre hombres y mujeres. Uno de sus últimos montajes fue Las Bodas de Fígaro. Ibáñez, además, también ha colaborado con el laboratorio de arte dramático Ortzai que encabeza su hijo, el también actor Iker Ortiz de Zárate, que precisamente en su filmografía usó ocasionalmente el nombre Iker Ibáñez
¿Cómo está a escasas horas del pregón?
Empiezo a ver algo que se mueve, que me inquieta.
¿El gusanillo en el estómago también se tiene después de todas las tablas que tiene en el escenario?
Es diferente. No es el estreno de una obra. Es algo que te emociona. Lo vivo de una manera muy intensa, pero estoy muy agradecida porque lo considero un honor.
¿Se esperaba este reconocimiento?
Pues no, cuando me llamaron me sorprendió mucho. Pensé que era una broma cuando dijeron que el alcalde quería hablar conmigo. Así que mi primera impresión era saber qué había hecho yo... Cuando me dijeron que iba en serio acepté de inmediato por bonito e inesperado.
¿De qué va a ir su discurso?
Para escribirlo me tomé un tiempo de preparación sobre qué es lo que hago, que el disfraz vaya acorde con el texto y con el espectáculo de música y danzas que va a haber. Pero los temas no los voy a decir, sólo que es algo que nos aúna y que de orgullo nos llena.
Denos una pista más al menos...
Será una cosa sorprendente, con chispa y con un poco de crítica social, pero también de alegría y de disfrute.
Entonces, ¿el disfraz será atrevido? ¿Llevará peluca?
Será completo, de la cabeza a los pies y creo que muy bonito. No puedo decir más cosas porque si no, la gente no se anima a ir. Pero yo creo que va a estar bien con el espectáculo de la Plaza España y además creo que va a mejorar el tiempo.
¿Cómo vive los carnavales?
Los de mi edad no hemos vivido estas fiestas, sólo a través de mis hijos para ayudarles con el disfraz.
¿Nunca se ha disfrazado fuera del escenario?
Pues muy poco porque estas fiestas hay que vivirlas desde pequeño. La primera vez que me disfracé era cuando estaba en Musika Etxea y acompañaba a los Pintores de Vitoria y recorríamos Dato, la Plaza España... Todo el mundo estaba esperando con mucha ilusión, pero diferente a la que se tiene cuando los Reyes Magos bajan del tren. La otra era cuando hacía de cortejo del pregonero, hará unos cinco años. Así que hoy será la tercera vez que me disfrace cuando lea el pregón.
¿Con qué actos de esta fiesta se queda?
Este año, sin duda, con el pregón. Pero también me gusta mucho el desfile de carrozas y comparsas.
Como hoy se disfraza mucha gente, ¿podría decirse que hoy todos somos un poco actores?
Sí, pero es que tiene que ser así. Cuando estás en el escenario defiendes al personaje y en el momento en el que te cambias de vestuario ya no lo eres. Es vivir otra personalidad y disfrutarla de bruja o duende.