vitoria. Los robos que llevaron a la Ertzaintza a practicar tres arrestos de ciudadanos de origen georgiano en la madrugada de ayer se cometieron durante 2010. Atracos bien planificados y mejor ejecutados, distinguidos todos ellos por un sello de profesionalidad que no pasó inadvertido para los investigadores de la Policía autonómica. El modus operandi vinculaba sus acciones a las llevadas a cabo por los detenidos en enero en otra operación policial y hablaba alto y claro de sus autores: especialistas bien preparados, con formación militar y equipamiento adecuado. Personas que durante el día a día apenas llamaban la atención, perfectamente integradas en su entorno y con sólo un detalle en contra: poderse costear holgadamente el día a día sin manifestar ocupación conocida alguna.
En el registro practicado por la Ertzaintza en enero, que condujo a la detención de dos georgianos integrantes de un grupo organizado -y que podría estar vinculado al desarticulado ayer-, se hallaron pasaportes falsos con los que los arrestados podían vender los efectos robados sin temor a ser identificados. Aunque no era esta la primera ocasión en la que aparecían miembros de clanes georgianos ligados a papeles falsos. En 2009, la Policía Nacional ya detuvo en Vitoria a una veintena de ciudadanos georgianos especializados en este campo. Estos individuos robaban pasaportes y tarjetas de identificación de residentes comunitarios y se las facilitaban a personas nacidas fuera de la Unión Europea.