vitoria. A las oficinas de Gaiker-IK4 en el Parque Tecnológico de Zamudio acaba de llegar el primero de los informes que, cada seis meses, evaluará el ritmo y los avances conseguidos en los laboratorios de esta firma vasca encargada de incorporar con éxito diversas propiedades a un simple hilo con el que poder confeccionar posteriormente uniformes de protección inteligentes para los equipos de rescate, en principio europeos. Dani Garai, director del proyecto SafeProtex, relee con atención y respeto el contenido del documento con las primeras conclusiones.

"Empezamos en abril y cada seis meses tenemos que rendir cuentas. Hemos obtenido los primeros avances, pero es ahora cuando entramos en el meollo, cuando nos la estamos jugando, y donde tenemos la carga de trabajo y la parte fundamental del proyecto", apunta este ingeniero. Su labor y la del resto del equipo multidisciplinar que colabora en esta revolucionaria iniciativa serán más que decisivas para conseguir en el plazo aproximado de tres años un supertraje: ofrecerá protección contra el fuego, será impenetrable a los líquidos, impedirá que las bacterias contaminen a los rescatadores y se limpiará por sí sólo gracias al sol o la lluvia. Un auténtico prodigio de la ciencia (y de la naturaleza humana) que llevará la firma Made in Basque Country. "Nos dedicaremos al procesado con nanoaditivos del nuevo material, el cual permitirá luego confeccionar los futuros trajes con la ayuda de expertos en otros campos (hilado, diseño, confección…)", ilustraba el joven ingeniero. En palabras llanas, enredan en los hilos todas aquellas moléculas y principios químicos que caracterizan a los materiales ignífugos, impermeables, antibacterianos y autolimpiables.

"No hacemos el hilo, pero conseguimos mezclarlo en las cantidades adecuadas para que eso se pueda convertir en un hilo con todas esas propiedades", precisa Garai. Para conseguirlo trabajan en el laboratorio de Reología (ciencia que se dedica al estudio del comportamiento de los materiales bajo determinadas circunstancias) con unas condiciones específicas de aislamiento que, además, les previene de posibles situaciones de peligro físico asociadas a la manipulación de este tipo de sustancias, los nanoaditivos.

"No se sabe todavía qué efectos pueden tener sobre la salud y partimos de la base de que son tóxicas hasta que no digan lo contrario. Y por eso trabajamos en condiciones de aislamiento, en un laboratorio presurizado, de esos que aparecen en las películas en los que hasta que no se cierra una puerta no se puede abrir otra... Nunca entras en contacto con el material porque trabajamos con trajes especiales de protección", describe el responsable de SafeProtex.

Y es que, las futuras investigaciones y ensayos que se emprendan en este laboratorio serán fundamentales para diseñar los tres modelos de uniformes inteligentes previstos en este proyecto cofinanciado por la Unión Europea con 4,2 millones de euros a través de un programa para el desarrollo y la integración de una nueva generación de equipamientos de protección. Así las cosas, pondrán a punto un prototipo genérico apto para cualquier tipo de riesgo; y otros dos más específicos: uno para condiciones meteorológicas extremas y otro para la extinción de incendios en campo abierto.

Estos modelos serán probados en situaciones de emergencia reales por equipos de rescate con experiencia en desastres recientes como, por ejemplo, Haití o Pakistán. La envergadura y trascendencia de la misión imposible a la que deben responder con acierto, éxito y una pizca de suerte queda, por lo tanto, probada. "A tu cliente le tienes que dar una mezcla, una materia que él pueda transformar en su proceso y que contenga todos los aditivos que te han enviado, y que sea compatible y permita transformarlo en un traje. Se trata de hacer un hilo que se pueda tejer", recopila Garai.

Rescatar al rescatador La idea es tan simple (y compleja al mismo tiempo) como crear soluciones innovadoras para abordar las principales limitaciones de las prendas actuales de protección porque en operaciones de rescate o emergencia los riesgos son variados. Por ejemplo, las tareas de limpieza tras una inundación o un vertido tóxico (como el ocurrido a comienzos de octubre en Hungría) además de los peligros evidentes, entrañan riesgos añadidos derivados de aguas residuales, productos químicos, sustancias químicas industriales peligrosas, pesticidas o líquidos inflamables.

Así, a los requisitos de ser ignífugo, impermeable, autolimpiable y antimicrobiano, el tejido deberá evitar la acumulación de electricidad estática. "Como solemos decir, la sociedad se ha complicado y las emergencias que se derivan del día a día, también. Hay muchos productos químicos relativamente cerca, al alcance de la mano, y los trajes se han quedado un poquito obsoletos. Es muy importante que no haya que rescatar al rescatador", reflexiona.