cARGOS públicos, bodegueros, dueños de hoteles y restaurantes o pequeños agroturismos de Rioja Alavesa se dieron cita ayer en Madrid. La Ruta del Vino de Rioja Alavesa acudió, por sexta edición consecutiva, a Fitur. Esta entidad, que agrupa a una quincena de municipios y 113 firmas asociadas, representa el tipo de actividades que acoge la feria de turismo. No se trata tanto de hacer negocio como de no cerrarse las puertas a él. No se captan directamente turistas, pero sí se busca un lugar en su memoria. Y, en el caso de Rioja Alavesa, en su paladar.

El presidente de la ruta, Juan Manuel Lavín, ve además Fitur como una oportunidad para demostrar "unidad". De probar que, en esta colaboración entre la iniciativa pública y la privada, van todos a una. "En este trabajo intervienen las instituciones y todo tipo de empresas, tanto grandes como pequeñas y medianas. Pero todos remamos en la misma dirección: en la de ofertar un destino apto para todos los públicos y para todas las estaciones del año", señaló el dirigente.

Fitur, así, se presenta como una red social donde se presenta la oferta, se conoce al adversario y se realizan contactos. Una cita plagada de mensajes donde resulta difícil ser diferente. La alcaldesa de Laguardia, María Jesús Amelibia, cree que en este sentido se ha dado en el clavo: "Vengo a vender Laguardia. Es mi deber. Y creo que tenemos ventaja, porque partimos de una labor realizada durante muchos años, así que ahora es el momento de recoger satisfacciones". Amelibia, además, cree "importante" que "al pueblo se le ponga cara y ojos". En el caso de Samaniego, son los de su primer edil, Abilio Iza: "Somos un pueblo acogedor, tranquilo. Nuestro valor es la gente y, por supuesto, las bodegas. Son una forma de vida". Y, como explica Iza, tanto en la cuadrilla como en Fitur, donde la oferta turística es numerosa, la clave para ser diferente está en "ser tú mismo".

las novedades Pero también puede marcar la diferencia no contentarse con lo logrado. La Ruta del Vino de Rioja Alavesa aprovechó la jornada para presentar en un aglomerado stand de Acevin (la asociación española de ciudades del vino) las novedades de este año. "En turismo hay que estar en permanente alerta, para adaptarse a la demanda del público y para generar nuevas experiencias", apunta Lavín. En este sentido, la propuesta más llamativa está en la confección de un calendario de eventos culturales, asociados al vino y la gastronomía. Así, habitualmente los sábados, diferentes negocios como bodegas, hoteles o restaurantes acogerán un maridaje de catas de vino con obras de teatro, conciertos u otros espectáculos.

Otra de las mejoras será la ampliación del Enobús, como se bautizó al servicio de autobús que conecta Rioja Alavesa con Vitoria, Bilbao y, ahora, también con Donostia. Esta extensión es clave puesto que, en la actualidad, en torno al 75% de los viajeros de la Ruta del Vino es estatal (una representación encabezada por vascos, madrileños y catalanes), una tendencia que fue aún más acusada en 2010, y alrededor de un 25% procede del extranjero. Aquí, las nacionalidades más comunes son estadounidense y alemán. El vino no entiende de idiomas.