DONOSTIA. Incluso edificios públicos, como el Centro de Recursos Medioambientales de Donostia, el Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife o el hotel Suecia de Madrid, han recurrido a los criterios de diseño que establece este arte, nacido en China hace 3.000 años y exportado a Occidente hace escasas décadas.
"Vivimos en el caos, en entornos que están llenos de los criterios de otros, bien porque están influenciados por la televisión y las modas comerciales o por estar cargados del peso de los recuerdos. Pasamos, en definitiva, la mayor parte del tiempo en lugares mal pensados en nosotros" y esto genera "nerviosismo, estrés, angustia y un sin fin de desequilibrios".
Éste es el diagnóstico que hace Iosune Zafra de Juan, una de las pocas especialistas en interiorismo orgánico y decoración Feng Shui que trabaja en Euskadi en este campo.
Tiene un estudio en el barrio donostiarra de Gros y en su currículo constan remodelaciones integrales de una docena de pisos, varios locales comerciales y bares, y algunos caseríos y villas, en los tres territorios vascos y Navarra, además del proyecto de reforma de la decoración del tanatorio municipal de Zorroaga en Donostia.
Decoradora y enfermera de profesión, especializada en prevención de riesgos laborales, ergonomía, antropometría y psicosociología, Iosune Zafra de Juan se dedicó plenamente al interiorismo orgánico tras estudiar la filosofía y métodos del Feng Shui en Barcelona, de la mano del maestro Juan Álvarez, un matemático estadounidense de origen cubano con un centro internacional en Miami.
Los espacios que diseña están distribuidos en función de la luz natural, uno de los elementos clave en el Feng Shui y que determina la supresión de tabiques y el redondeo de todas las esquinas y aristas en columnas y vigas. "Los ángulos rectos cortan la luz y crean sombras, mientras las formas curvas permiten que fluya sin interrupción", explica Zafra de Juan, quien concluye que, de esta manera, las personas se sienten "acariciadas" en su vivienda.
Un techo con ondulaciones que aumenta progresivamente en altura hace, por ejemplo, que la luz natural invada el espacio de una forma sinuosa y armónica, a lo que contribuyen además las puertas hasta el techo, que no rompen la continuidad entre ambientes.
El uso de materiales naturales -maderas, piedras, pinturas al silicato, tierra volcánica esmaltada, entre otros-, en suelos, paredes y todo tipo de revestimientos es otro de los fundamentos del Feng Shui, que logra también el ajuste energético a través de una particular utilización del color, los volúmenes, las texturas y transparencias o la distribución del mobiliario.
A partir de unos mil euros, se puede tener un estudio completo de Feng Shui de un piso de 90 metros cuadrados, cuya remodelación en base a los criterios establecidos encarecerá las obras un 10 a 15% respecto a una reforma tradicional.