MADRID. La venta de cigarrillos electrónicos se ha multiplicado por diez en los dos últimos meses coincidiendo con la tramitación y posterior aprobación de la ley antitabaco, a pesar de que no es un método para dejar de fumar.
Según datos de Cofares, hasta finales de noviembre las farmacias dependientes de este grupo (el 25% del total) estaban vendiendo 200 unidades al mes de las cuatro marcas bajo las que se comercializan en España estos cigarrillos, mientras que en estos momentos han pasado a vender 2.000.
El consumo de otros productos como chicles y parches de nicotina se mantiene estable, aunque todos los años se produce un ligero incremento en enero y febrero, asociado a los buenos propósitos de los ciudadanos de dejar de fumar con el nuevo año.
Las ventas de estos productos se incrementaron hace dos años cuando se aprobó la anterior ley antitabaco -menos restrictiva que al actual-, aunque pasados los primeros meses se estabilizaron, lo que también podría ocurrir con los cigarrillos electrónicos, ha explicado a Efe la directora general de la Unidad de Negocios de Cofares, Sofía Azcona.
Los cigarrillos, que se comercializan en España desde hace casi un año, no son ningún método para abandonar el hábito del tabaco aunque sí ayudan a calmar la ansiedad que sufre el fumador cuando le falta la nicotina.
La fórmula consiste en inhalar y exhalar vapor de agua mezclado con aromas que recuerdan al sabor del tabaco y que producen la sensación de estar fumando.
Al contrario de lo que ocurre con los parches y chicles, los cigarrillos no tienen nicotina, por lo que son totalmente inocuos, y su uso no necesita ningún control médico, ha asegurado Azcona.
Hay dos tipos de cigarrillos, los de un solo uso, que cuestan entre 10 y 12 euros y equivalen a unos 10 cigarrillos normales; y los recargables, que cuestan alrededor de 40 euros y que se pueden cargar a través de la red o del ordenador.