GASTEIZ. El futuro del transporte en las grandes ciudades pasa por implantar sistemas de uso compartido de vehículos eléctricos similares a los que ya se utilizan con las bicicletas, lo que permitirá facilitar la movilidad y reducir la contaminación y el consumo de energía.

Este modelo, que conllevaría un incremento considerable de la flota de vehículos eléctricos, actualmente muy escasa, y un cambio de mentalidad social, que "ya se está produciendo", podría convertirse en una realidad en muchas ciudades en un plazo de diez años.

Así de convencido se ha mostrado, en declaraciones a Efe, Kent Larson, arquitecto y responsable científico de Investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), una de las principales instituciones dedicadas a la docencia y a la investigación en los Estados Unidos.

Larson es uno de los expertos que ha participado hoy en Gasteiz en el acto de creación de un Consorcio de Ciudades Inteligentes (Intelligent Cities Consortium), constituido por empresas, universidades y centros de investigación internacionales cuyo objetivo es asesorar a las grandes urbes del planeta en materia de movilidad sostenible, contaminación y suministro energético.

Larson ha señalado que el reto de la movilidad sostenible en las ciudades radica en la transición del modelo actual de la propiedad privada del vehículo al uso compartido de coches eléctricos, es decir, un transporte "público de uso privado" que se combinaría con otros medios como trenes, autobuses, metros o tranvías.

De esta forma, los ciudadanos podrían recoger estos coches en varios puntos de las urbes, un sistema similar al que ya se utiliza con las bicicletas compartidas en grandes ciudades como París, Barcelona, Londres o Copenhague, entre otras.

Larson ha explicado que instituciones y empresas "deben invertir" para desarrollar este tipo de vehículos y modificar políticas públicas que incentiven el uso compartido del coche eléctrico.

Entre estas medidas, el experto ha propuesto más impuestos para los que circulen por las ciudades con vehículos convencionales, o establecer primas para los que opten por compartir los coches eléctricos.

Kent Larson también ha incidido en que este sistema sería una alternativa al cierre de los centros de las ciudades al tráfico rodado privado, algo que sería "muy complejo" de implantar en los Estados Unidos, donde "impera" la cultura de la movilidad en coche.

Ha subrayado que este proceso de vehículos eléctricos compartidos ya ha comenzado a dar sus primeros pasos y ha aventurado que dentro de diez años estarán listas ya en muchas ciudades las infraestructuras necesarias.

Pese a que actualmente los precios de los coches eléctricos son muy superiores a los de los convencionales, su uso y su mantenimiento supondría una inversión mucho menor, ha indicado.

Además, otra de las ventajas de este tipo de vehículos es que ocupan menos espacio en aparcamientos y pueden recibir información sobre rutas de viajes o sobre el coste de lo que supondría cada trayecto.

Como ejemplo, Larson ha señalado que, mientras que los conductores actuales utilizan sus vehículos en las ciudades durante aproximadamente siete horas a la semana de media, el coche eléctrico compartido podría ser usado unas siete horas al día por varios usuarios.