vitoria. Aunque el 1 de enero está marcado por los buenos propósitos para el año nuevo, no menos cierto es que una oleada de sucesos desagradables acompaña la resaca festiva en honor al último día del año.
Sin ir más lejos, una avalancha humana en un cotillón donostiarra provocó que un joven de 18 años fuera trasladado ayer por la mañana a un hospital al resultar herido durante los momentos de pánico que se vivieron en el Palacio de Hielo Txuri Urdin de Anoeta, al concluir la celebración.
Por fortuna, el incidente quedó en un mero susto, gracias a las labores de desalojo que realizó la Policía autonómica. Según informó la Ertzaintza, los hechos sucedieron al acabar la fiesta, que tenía un aforo de unas 5.000 personas. La noche transcurría normal hasta que comenzó la tensión al acabarla, cuando la gente se apelotonó en la salida para coger las cosas del guardarropa.
Después de que la Ertzaintza ayudase a evacuar el local, formó turnos entre los asistentes para que accedieran por la entrada principal para recoger sus pertenencias y salir, posteriormente, por las puertas de emergencia. Fuera esperaban varias ambulancias, que facilitaron mantas térmicas a los desalojados.
La capital guipuzcoana también fue el escenario de la euforia de la Nochevieja. La Policía Municipal tuvo que detener a tres menores acusados de conducir de forma temeraria, con una rueda reventada y en dirección contraria, poniendo, además, en riesgo de atropello a varios agentes.
Los hechos se produjeron poco después de las 4.00 horas, cuando una patrulla observó que un coche circulaba por el paseo de los Fueros, a la altura de la calle Idiaquez, con una rueda reventada.
Este hecho llamó su atención, por lo que dieron el alto al vehículo que, en lugar de detenerse, siguió su marcha, girando en dirección contraria hacia las calles San Martín y Bergara, y poniendo en riesgo de atropello a los agentes de esta policía. Finalmente, los agentes pudieron detener a los ocupantes del vehículo, tres menores de nacionalidad francesa.
Oleada de sucesos en Bilbao Pese a que Gipuzkoa se lleva los sucesos más asombrosos, la capital vizcaína ha vivido en las últimas horas diversos todo tipo de casos.
Uno de los más llamativos lo provocó una caldera que funcionaba mal y que arruinó la noche a una familia de Bilbao, que tuvo que ser evacuada a un hospital por inhalación de monóxido de carbono y que también afectó a dos agentes de la Ertzaintza.
El traslado al hospital de Basurto de un matrimonio y su hija de 25 años, que residían en la calle Asturias se produjo a las 2.15 horas.
A las 3.00 horas, un conductor de 48 años, en la plaza Moyúa, fue imputado en un presunto delito contra la seguridad del tráfico, después de que duplicara la tasa de alcohol permitida.
Dos horas después, a las 5.00 horas, la Policía Municipal de Bilbao detuvo a tres jóvenes, entre ellos un menor de 14 años que se había fugado de un centro de menores de Muskiz, por robar cable. Los jóvenes fueron sorprendidos en la calle Juan de Garay, cuando arrastraban un carro de la compra del que sobresalían cables de maquinaria.
Al percatarse de la presencia policial, intentaron darse a la fuga, aunque fueron interceptados por los agentes. Los policías decomisaron 20 mangueras de cable de diferentes tamaños y medidas, presuntamente sustraídas del interior de unas obras de las calles Camilo Villabaso y Elejabarri.
Ya el pasado jueves, un varón de 23 años, a su delito de compraventa de drogas en las calle San Francisco, se le sumó el de delito de atentado contra agente de la autoridad por intentar clavar una navaja a uno de los ertzainas.