vitoria. "Podemos discutir, por ejemplo, sobre la conveniencia de los peajes, pero no sobre la seguridad de las carreteras vascas. Está claro que, en Euskadi, el problema no está en las infraestructuras, sino en los conductores". Luis Murgia, director del Real Automóvil Club Vasco Navarro, explica, además, que el futuro de las campañas de concienciación sobre seguridad, habitualmente centradas en alertar de los riesgos vinculados al tridente alcohol-velocidad-cinturón de seguridad, pasará de abandonar su clásico carácter genérico para diferenciar objetivos por grupos de población. "Está claro que no debemos enviar a todos los conductores el mismo mensaje, porque no todos lo interiorizan de la misma manera. De hecho, los jóvenes de entre 20 y 30 años son los que mejor han asimilado los mensajes sobre el peligro que supone conducir bajo los efectos del alcohol y el número de accidentes ha descendido espectacularmente en este tramo de edad. Los conductores que rondan los 40 años son ahora mismo los más irreductibles y en los que menos calan las advertencias", apunta Murgia.

Además de dividir los colectivos por edades para incrementar la efectividad de los mensajes, desde el RACVN se plantean igualmente diferenciar grupos por cuestiones directamente relacionadas con las condiciones de la conducción. Así, Murgia baraja la posibilidad de dirigirse específicamente, por ejemplo, a las personas que necesitan de una medicación constante para hacerles ver los riesgos contenidos en los efectos secundarios de los fármacos que consumen.

atropellos Una de las asignaturas pendientes de los conductores y peatones vascos son los atropellos, un capítulo de la siniestralidad que se resiste a descender en la CAV. Últimamente, los esfuerzos de la Administración y de las agrupaciones vinculadas al motor se han dirigido a concienciar acerca de la necesidad de evitar arrollamientos fácilmente evitables. Para ello, han desarrollado charlas y cursos de formación especialmente enfocados a colectivos de mayores y niños, los más vulnerables a este tipo de accidentes.

En la actualidad, dos de cada diez fallecidos en accidentes de tráfico en tramos urbanos e interurbanos son peatones, la mayoría, el 80% en concreto, personas con más de sesenta años. Y la mitad de los peatones que resultan arrollados por algún vehículo cruzaba la calzada cuando no debía y por donde no debía, de manera que estos siniestros podían haberse evitado.