vitoria. El ejecutivo de Xabier Agirre se ha acostumbrado a vivir sobre arenas movedizas desde noviembre del pasado 2009. En apenas un año, ese gobierno que nació como tripartito tras las últimas elecciones forales ha pasado a contar con sólo una sigla política que lo sustente, el PNV, y ha sufrido la imputación de uno de sus pilares iniciales, el jeltzale Alfredo de Miguel, por su supuesta implicación en una trama corrupta que todavía investigan los tribunales. Tres graves crisis de gobierno después, de la primera foto de familia que el consejo de diputados se realizó el 10 de agosto de 2007 únicamente permanecen en sus puestos siete de sus once protagonistas.
El primero en salir del equipo de gobierno fue el ex diputado Javier Aspuru, único de Aralar por aquel entonces, el 13 de noviembre del año pasado. Su negativa a apoyar el proyecto de Presupuestos de 2010 por divergencias con su política fiscal precipitó el cese fulminante de Aspuru y la consecuente conversión del Gobierno en bipartito. El área de Juventud y Promoción Social que hasta entonces dirigía pasó a depender del departamento del diputado general y posteriormente, ya en abril de este año, fue absorbido por el de Euskera y Deportes hasta hace unas semanas responsabilidad de Lorena López de Lacalle.
Cuando las aguas todavía bajaban revueltas debido a esta primera crisis, el arresto de De Miguel el pasado 17 de marzo provocó la mayor convulsión de la legislatura para el gabinete Agirre. A su renuncia del acta de diputado de Administración Local y Equilibrio Territorial siguió el nombramiento de Iñaki Nafarrate para sustituirle, quien se convirtió en la primera cara nueva del Ejecutivo desde su formación.
El último episodio lo protagonizaron el 26 de noviembre los dos ex diputados de Eusko Alkartasuna, Mikel Mintegi y la propia López de Lacalle, expulsados del gobierno a apenas seis meses de los próximos comicios forales. A diferencia de lo sucedido con Aspuru, que se abstuvo en la votación de los Presupuestos en el consejo de diputados, los titulares de Medio Ambiente y Euskera sí apoyaron las Cuentas en primera instancia, pero sólo unos días después la presentación de nueve enmiendas al proyecto de medidas tributarias por los dos junteros de EA motivó su destitución.