vitoria. Que el suicidio es un tema tabú no es nada nuevo. Tal es así que hasta la Comisión Europea aconseja manejar las estadísticas con cautela porque podrían "no reflejar la realidad".
Pero esto no fue siempre así. Según recuerda el psiquiatra José Manuel Chouza, "el suicidio es un hecho transcultural y universal que ha estado presente desde el inicio de la humanidad. Unas veces ha sido perseguido y castigado y otras tolerado y hasta instigado".
Por ejemplo, en la tradición maya el suicidio era considerado una manera "extremadamente honorable de morir". En este sentido, "los galos lo veían razonable en caso de vejez, por muerte del esposo, del jefe o por una enfermedad grave. De igual forma, para los celtas hispanos, vikingos y nórdicos la vejez y la enfermedad eran causas justificadas y para los visigodos era loable si así se evitaba una muerte vergonzosa", explica Chouza. Para San Agustín el suicidio era pecado y es a partir del II Concilio de Orleans, en el año 553, cuando siguiendo las enseñanzas de este santo la conducta suicida pasa a ser algo condenable. "Hoy está condenado en las religiones judía, cristiana e islámica. El suicidio es un tema tabú en nuestra cultura porque no hemos sido educados en la cultura de la muerte, incluso cuando se trata de un fallecimiento por causas naturales", añade el doctor.
el papel de los medios En este contexto, mucho se ha hablado sobre el papel que tendrían los medios de comunicación a la hora de fomentar este tipo de conductas. Los expertos opinan, alguno con matices, que la prensa no publicita este acto, "al contrario, es muy probable que medidas de información bien diseñadas y la sensibilización sobre este problema, la eliminación de creencias erróneas y la disminución de la estigmatización social podrían ayudar a disminuir la incidencia del suicidio a largo plazo", opina el también psiquiatra Juan Manuel Alonso. Y añade: "Las investigaciones no han encontrado que la exposición indirecta a través de los medios esté asociada de forma significativa con el suicidio". A este respecto Chouza apunta que la prensa puede jugar un papel "proactivo en la ayuda de prevenir el suicidio".
Sin embargo, el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Donostia, Imanol Querejeta, no lo tiene tan claro. "Los datos siguen apuntando a que hay un modelo de imitación. Creo que generalizar un tipo de conducta lo convierte en algo menos prohibido; soy de los que dudan sobre si el tratamiento que se da en los medios a la información sobre la violencia de género no favorece su expansión, y en este tema de la conducta suicida pienso lo mismo. Una cosa es formar, otra divulgar, que es informar transmitiendo algo con rigor, y otra vulgarizar que es dar información poco rigurosa y sensacionalista", opina Querejeta.