madrid. La Dirección General de Tráfico (DGT) está estudiando obligar por ley a que los sistemas de retención infantil para niños menores de dos años se coloquen en los asientos obligatoriamente en sentido contrario de la marcha, tal y como aconsejan diversos estudios para aumentar la eficiencia de estos dispositivos.

Actualmente, el Real Decreto 965/2006, que modificó el Reglamento General de Circulación, establece que los menores de 12 años sólo pueden viajar en los asientos delanteros de un vehículo si van colocados en "dispositivos homologados al efecto" o, en el caso de que su estatura sea igual o superior a 135 centímetros, lleven el cinturón de seguridad.

En el caso de los asientos traseros, la normativa actual dice que las personas cuya estatura no alcance los 135 centímetros deberán utilizar obligatoriamente un dispositivo de retención homologado adaptado a su talla y a su peso, y que los que tengan una altura igual o superior, podrán utilizar indistintamente este dispositivo o el cinturón de seguridad para adultos.

No obstante, en la normativa vigente no se recoge por ley la orientación en la que se tienen que colocar las sillitas infantiles y la única referencia a la orientación es la prohibición de usar un dispositivo de retención orientado hacia atrás instalado en un asiento del pasajero protegido con un airbag frontal, a menos que haya sido desactivado.

Sin embargo, lo cierto es que muchos fabricantes y expertos recomiendan colocar las sillitas infantiles de los niños más pequeños (hasta los tres años y 18 kilos de peso) en sentido contrario a la marcha. Así, el Informe 2010 sobre la Seguridad en los Sistemas de Retención Infantil (SRI), realizado por el Real Automóvil Club de España (RACE) aconseja que "el cambio de una sillita tipo capazo -que se usa para bebés- a un Sistema de Retención Infantil colocado mirando hacia delante" se realice "lo más tarde posible".

El motivo de esto es que los Sistemas de Retención Infantil que se montan en sentido contrario a la dirección de marcha "quedan muy bien protegidos en el caso de un choque frontal", mientras que las sillas que "se montan mirando hacia delante, sólo se sujeta el tórax a la silla, por lo que la cabeza se desplazará hacia delante en caso de accidente", explica el RACE.

Como precisamente los bebés tienen una cabeza más grande en comparación con el resto del cuerpo y, además, la nuca es todavía muy débil, si el cambio de capazo a una sillita en el sentido de la marcha "se produce con cierta antelación, esto podrá causar lesiones importantes en un siniestro grave".