BARCELONA. Miles de personas aguardan el inicio de la misa de consagración de la Sagrada Familia desde la plaza de Toros Monumental y su entorno urbano, en la confluencia de las calles Diputación y Marina.

Dentro del coso se han repartido aplausos y silbidos de los ciudadanos hacia las autoridades políticas e institucionales invitadas a la ceremonia, en especial cuando la pantalla gigante ha ofrecido primeros planos de políticos a los asistentes más madrugadores, que ya habían tomado posiciones en la plaza a partir de las ocho de la mañana.

Así, cuando la pantalla ha ofrecido imágenes del nuevo ministro de la Presidencia del Gobierno, Ramón Jaúregui (PSE/PSOE) o cuando ha aparecido el presidente del Parlament, Ernest Benach (ERC), los asistentes han respondido con una sonora pitada.

En cambio ha habido aplausos para la Reina y pitos, menos, cuando fugazmente ha aparecido en pantalla la imagen del presidente de la Generaltat, José Montilla.

Por el contrario, en cuanto las cámaras han ofrecido imágenes del Papamóvil, los aplausos y las banderas ondeando han sido la tónica general.

El ambiente festivo es más claro fuera de la plaza, en la calle, donde la gente estaba esperando el paso del Papamóvil para luego seguir la ceremonia religiosa desde la Monumental.

La mayoría de los ciudadanos presentes son españoles, aunque también hay una importante presencia de ciudadanos de países latinoamericanos.

Un grupo de personas de la parroquia de Santa Teresa del Niño Jesús, de Gala Placídia, en Barcelona, ha explicado a Efe que esta noche han dormido allí 100 personas venidas desde Madrid para la visita papal.

Mercé, propietaria de un restaurante en Valldoreix (Barcelona), ha venido con su hija adolescente y lamenta no sólo lo que ha tenido que madrugar, sino que ayer el párroco local acudió a cenar y se sorprendió de que viniese a ver al papa: "si lo hubiera sabido te hubiera conseguido entradas para la Sagrada Familia", le comentó.

Una treintena de jóvenes de la Milicia de Santa María lanzan gritos de "¡Viva el Papa!" y cantan canciones acompañadas de una guitarra.

Una de sus integrantes, Elena, de 26 años, estudia filosofía en la Complutense de Madrid y, envuelta en la bandera española, explica que "lo improvisamos todo hace dos días, y nos hemos venido aquí un grupo de 30 chicas"

También son una treintena el grupo de Sandra Enríquez y Peter López, que no se identifican de ninguna parroquia, pero sí como ecuatorianos. Peter aguanta un gran bandera de su país junto a un compañero.

Peter es mozo de almacén y se muestra muy contento "porque el Papa vino a Ecuador, pero hace muchísimos años", mientras que Sandra, estudiante de Turismo, señala: "Es un gran acontecimiento que queremos compartir con los catalanes, porque sentimos que esta también es nuestra tierra".

La Madre Isabel viste hábito y ha venido desde Madrid. Es joven pero le da vergüenza detallar su edad. Explica que "somos 150 hermanas de la Compañía del Salvador y nos hemos reunidos aquí con otras hermanas de nuestra congregación".

Como a todos los presentes, le hace mucha ilusión, ver al Papa y confía que por la tarde, ella y sus compañeras puedan visitar la Sagrada Familia.