El muro trasero del cementerio de Santa Isabel se convirtió de 1936 a 1977 en testigo mudo de la injusticia, que vio caer ante los pelotones de fusilamiento franquistas a dirigentes políticos democráticamente elegidos, personalidades republicanas o cargos del Gobierno Vasco.

De hecho, el mapa de la represión contabiliza entre 350 y 400 alaveses y vecinos de otras provincias aniquilados en Álava durante la Guerra Civil y durante los primeros años de la dictadura, tanto en la provincia como fuera, muchos de ellos fusilados en el muro trasero del cementerio Santa Isabel, un tétrico lugar convertido en paredón a partir de 1936, donde murieron ejecutadas decenas de personas por orden de las autoridades franquistas. Por ello, un año más, la asociación Ahaztuak ha querido rendir tributo a las víctimas de la represión franquista. El emotivo homenaje tuvo lugar ayer a las 18.15 horas frente al citado muro de la vergüenza y reunió a un nutrido grupo de personas que guardaron un riguroso silencio ante los sones de txalaparta que dieron inicio al acto. Tras las reivindicaciones del colectivo, un aurresku de honor daba por concluido el homenaje.

La asociación reivindicó como lugar de la Memoria de Vitoria el muro trasero de Santa Isabel, espacio que, según el colectivo, "debe servir para honrar la memoria de todas las personas allí asesinadas", cuya historia "es desconocida por la mayoría de vitorianos y está totalmente olvidada por las instituciones".

Por otro lado, denunciaron el estado de abandono en el que se encuentra la placa en memoria de Lauaxeta colocada en el citado paredón en 2005. Por ello, reclamaron al Ayuntamiento que señalice debidamente este lugar donde fueron asesinadas decenas de personas para que se convierta en un espacio permanente de transmisión de la memoria histórica democrática y antifascista de la ciudad, con la colocación de un panel informativo o cualquier otro elemento de señalización que explique la historia de este paredón, acompañado de una estela, monolito u otro tipo de recordatorio.

Lo cierto es que en este muro de la vergüenza gasteiztarra fueron fusiladas figuras tan señaladas como Estepan Urkiaga Lauaxeta periodista, poeta euskaldun y comandante del Euzko Gudaroztea; Alfredo Espinosa, fundador de Unión Republicana y consejero de Sanidad del primer Gobierno Vasco o José Placer militante de ANV, vocal de su Comité Nacional, miembro de la Comisión Gestora de Álava y comandante del Batallón Euzko Indarra, entre otros, sin olvidar a todas aquellas víctimas que no aparecen en los registros.