vitoria. Álava no usa el euskera en la calle, pese a que el 72% de los alumnos del territorio lo domina al estar matriculados en el modelo D. Una cifra que supone un notable incremento de euskaltzales, puesto que hace dos décadas, en 1990, sólo un 18% de los menores se decantaban por estudiar en la lengua vasca.

A pesar de este enorme avance logrado en los últimos 20 años, la vida en euskera fuera de las aulas es prácticamente residual. Los centros educativos se han convertido en casi el único reducto del euskera. No en vano, cada vez que las agujas del reloj marcan el final de las clases, de la boca de los jóvenes sólo salen palabras en la lengua de Cervantes. "Si se juntan cuatro chavales y hay uno que no sabe, la conversación es en castellano. Cuando llegan a los 14-16 años su uso disminuye en el tiempo libre, así que el euskera se pierde porque se limita a horas lectivas", explica Joseba Aginagalde, director de Ikastolen Elkartea, la federación de ikastolas alavesas.

De nada sirve que sólo un 4% elija el modelo A -en castellano- para sus estudios si fuera del colegio todos optan por hablar en castellano. 37 años después de que Álava levantase su primera ikastola, aún hay muros que derribar. Falta un impulso que ayude a que la vía pública sea también un espejo de la alta euskaldunización de los jóvenes de estos lares. "Se debe ampliar su uso para que su dominio no sea sólo curricular. Lo tienen que practicar en su fin de semana cuando quedan con la cuadrilla o cuando se van a un concierto porque cumplen con las condiciones para así hacerlo", sugiere Aginagalde.

Para que el euskera sea una realidad también en las calles, hay que crear las condiciones necesarias para mantener una conversación mientras se toma un simple café. "Se debe garantizar su uso mediante la creación de políticas que lo incentiven, pero saber qué medidas en concreto podemos tomar no es fácil", reconoce el director de la federación de ikastolas del territorio, quien sí que tiene claro que la lengua vasca se debe extender a todos los ámbitos de la sociedad alavesa para convertirlo en habitual en ámbitos como las relaciones laborales y estudiantiles o cuando se entra en un comercio. Es necesario un empujón por parte de toda la sociedad, incluso del amigo no euskaldun, para que éste también se dirija a la dependienta en un alarde de valentía.

Ya no hay excusas ni para los padres que peinan menos canas, pioneros en su día en el aprendizaje de la lengua vasca en la provincia. A pesar de que no es raro oír en un parque cómo éstos ordenan en euskera a sus hijos bajarse de una vez del columpio, tampoco es lo más habitual. Y eso es parte del problema.

Sin embargo, el euskera sí que es una realidad evidente en según qué cuadrillas alavesas. El resultado de los esfuerzos realizados en las ikastolas y por las familias en esas zonas ha logrado elevar la posibilidad de encontrar un vascoparlante en la vía pública. De hecho, los municipios con más de 5.000 habitantes son los más vascoparlantes al haber accedido antes a las subvenciones de euskaldunización."Aramaio es la zona donde más se habla. Después, destaca la Cuadrilla de Ayala, con Laudio y Amurrio, sobre todo", matiza Aginagalde.

De todas las comarcas alavesas, Rioja Alavesa es, según el director de Ikastolen Elkartea, la que ha dado los pasos por euskaldunización más "notables", gracias a la labor de centros como las ikastolas de Lapuebla de Labarca, Oion Lanciego y Labastida".

Al respecto, la financiación de la lengua vasca ha sido la pieza angular para su supervivencia. Un pasaporte para entrar por la puerta grande en su práctica, que no sólo se debe limitar a ikastolas. "Hay que fomentarlo en los centros cívicos y en las ayudas de los euskaltegis", propone el director de Ikastolen Elkartea.