INTERNET podría no ofertar bufete y servir sólo a la carta. Las tarifas planas que dan acceso ilimitado a los contenidos que circulan por la Red, tienen los días contados. En los próximos años se acabará la barra libre actual para pagar por el consumo realizado. La liebre la destapaba la semana pasada Telefónica, pero ya era la muerte de una crónica anunciada por los principales proveedores de acceso tras hacer sus cálculos y comprobar que el 5% de los usuarios genera el 75% del tráfico. Telefónica ha elevado el tono del debate sobre el futuro de Internet, en el que mantiene un enfrentamiento abierto con las asociaciones de internautas y las empresas suministradoras de contenidos, como Google y Yahoo. La operadora sugirió el eventual fin del actual modelo de tarifa plana y su sustitución por nuevas formas de facturación adaptadas al volumen de tráfico -descargas de música y vídeo o programas- que consume cada usuario. Porque en Internet paga lo mismo el usuario que descarga cientos de gigas al día que el que apenas consume un par de megas para consultar su correo electrónico a pesar de que los dos abonen las tarifas más caras de Europa.

El operador hegemónico en el negocio español de las telecomunicaciones necesita afiliados. Sabe que si sube sus precios, los clientes irán a la competencia. Por eso necesita adeptos para su causa. Y no está solo en la batalla. Otra compañía bandera, Vodafone, tampoco garantiza este sistema tarifario, siguiendo el razonamiento de su máxima competidora de que las redes no pueden soportar un incremento exponencial del tráfico muy por encima de los ingresos. Yoigo también respalda la idea de acabar con las tarifas planas. El cuarto operador en España se ha ganado la confianza de miles de clientes a base de unos atractivos precios pero es contrario a las tarifas ilimitadas.

Euskaltel y Orange. Los que rompen la baraja

En el otro extremo y tensando aún más la cuerda, figuran compañías como Euskaltel u Orange. Euskaltel aseguró a este periódico que no va a profundizar la brecha abierta por Telefónica y que está de acuerdo con las tarifas vigentes por su firma. Un portavoz manifestó que "es un debate que siempre ha existido entre los grandes operadores, pero la tarifa plana es la más democrática". "A nivel geográfico, y los que funcionamos con fibra óptica, no tenemos ese problema de colapso en la Red", aseguró. Asimismo, manifestó que era un globo sonda lanzado por Telefónica, que ya ha ido matizando su postura a lo largo de la semana.

Mientras que la compañía de Alierta y Vodafone hablan de un gran riesgo de colapso del modelo actual, Orange también decidió desmarcarse de esta impopular medida. Su consejero delegado, Jean Marc Vignolles, afirmó: "Nosotros no tenemos problemas de capacidad. No tenemos intención de modificar nuestra propuesta de tarifas ni en el fijo ni en el móvil". En lo que Orange sí está de acuerdo con Telefónica es en que sería positivo que los grandes proveedores de contenidos cediesen parte de sus ingresos a las operadoras por el uso de sus redes. No en vano, las dos grandes operadoras están centrando también su batalla en lograr que los grandes proveedores como Google, Microsoft o Yahoo compartan sus ingentes ingresos con las operadoras, ya que son ellas, avisan, las que invierten en las nuevas redes de alta velocidad.

Ante este panorama, los principales operadores de telecomunicaciones europeos estarían planteándose cobrar el acceso a la Red por volumen de descargas, en lugar de por tarifas planas. Pretenden que el acceso a Internet se someta a las mismas reglas del mercado que servicios como el gas, el agua o la electricidad. Es decir, el mensaje que flota sería el "tanto gastas, tanto pagas". De hecho, el consejero delegado de Telefónica, Julio Linares, tiene claro que la mejor receta para cambiar el sistema es lo que denomina eufemísticamente tarifas planas flexibles y segmentadas, adaptadas al consumo de cada cual.

Con la marejada ya servida en bandeja, los usuarios reprochan que en España los precios del ADSL sean los más altos de Europa, que la velocidad de descarga real casi siempre sea inferior a la contratada, así como los fallos o demoras en la conexión, entre otras cosas. La Unión de Consumidores no considera malo que Telefónica elimine la tarifa plana para los clientes de ADSL, siempre y cuando ofrezca un plan de precios "encima de la mesa". La UCE estaría de acuerdo si Telefónica planteara cobrar más a todos aquellos que se descargan películas o música de Internet, pero al resto de usuarios que hacen un uso normal les cobrara mucho menos, y las tarifas planas existentes bajasen, incluso a menos de la mitad.

Ante el descontento general. Blindar la tarifa plana

Por su lado, la asociación de consumidores Facua considera que el Gobierno debería introducir medidas regulatorias que eviten a las compañías de telecomunicaciones "atacar al usuario para ganar más dinero". En concreto, apuesta por que el Ejecutivo declare la banda ancha móvil como servicio universal de telecomunicaciones. Su portavoz Rubén Sánchez cree que "el Gobierno debería declarar la banda ancha servicio universal de telecomunicaciones", marcando una tarifa de referencia y unos mínimos de calidad.

En este sentido, Iniciativa per Catalunya (ICV) también quiere blindar la tarifa plana y ha registrado una proposición de ley en la Cámara Baja para modificar la Ley General de Telecomunicaciones con el objetivo de garantizar el acceso universal a Internet de Banda Ancha Móvil y asegurar la tarifa plana. A ese respecto, Joan Herrera presentó hace algunos días esta proposición para evitar que alguna compañía atente contra la neutralidad de la Red y los derechos de los usuarios, pues "hay una gran desregulación tarifaria y de servicios".

No está claro cómo quedaría el mercado de las telecomunicaciones en España si se cumplieran las previsiones de Telefónica, un país que ofrece uno de los servicios de ADSL más lentos del mundo, por detrás de países como Ghana o Mongolia, y también uno de los más caros.

Por su parte, el profesor de Sistemas de Información en IE Business School, Enrique Dans, habla de una "gran mentira" en el planteamiento hecho desde Telefónica: "No se está aproximando una quiebra del sistema cuando a las empresas de telecomunicaciones les va fenomenal y tienen un margen maravilloso". Considera, más bien, que las reclamaciones pueden obedecer a intereses ocultos. "O bien Telefónica está intentando que el Gobierno le conceda apoyo para inversiones en infraestructuras, o bien para pedir una legislación más favorable, intentando eliminar determinadas cuestiones que las empresas de telecomunicaciones ven como una barrera como es la neutralidad de la Red".