el trabajo del equipo liderado por Ana González Pinto no ha tardado en captar la atención de un número importante de profesionales ajenos al Hospital Santiago. El éxito del tratamiento psicoeducativo cocinado en la unidad de Psiquiatría del centro gasteiztarra lo ha convertido con apenas un año de vida en algo exportable a otras infraestructuras dedicadas a la salud mental, con las que Santiago ha comenzado a colaborar. "En este momento, estamos pensando en ampliar el programa a otros centros, enseñar la técnica que estamos aplicando y, si es posible, hacer grupos de trabajo en otros lugares", adelanta la profesional.

Los servicios de salud mental extrahospitalaria de Bizkaia y Gipuzkoa, dependientes de Osakidetza, serán los primeros en aplicar la terapia para pacientes con episodios psicóticos en los próximos meses. La cooperación parte de un maratón solidario organizado por EiTB en el año 2008, donde lograron recaudarse más de 300.000 euros para proyectos de investigación relacionados con las enfermedades mentales. Posteriormente, la Fundación Vasca de Innovación e Investigación Sanitarias (BIOEF), mediante una convocatoria pública, escogió el proyecto de Santiago para financiar su extensión a los territorios vecinos.

Los resultados comenzarán a verse, probablemente, a partir del próximo mes de octubre, momento en el que el tratamiento llegará a los primeros pacientes vizcaínos y guipuzcoanos. Las nuevas tecnologías permitirán una comunicación fluida entre los profesionales de las tres infraestructuras a través de Internet, lo que permitirá "reducir costes y ganar en agilidad".

El programa también ha despertado un importante interés fuera de la comunidad vasca. De hecho, son ya cuatro los centros sanitarios que han contactado con Santiago para iniciar la aplicación de la pionera terapia con sus pacientes. Concretamente, los hospitales Clínic y Bellvitge de Barcelona y La Fé y Peset de Valencia. "Intentaremos extender el programa a estos centros de aquí a los próximos tres años, aunque seguirá abierto a otros hospitales en el futuro", puntualiza González Pinto.

De vuelta a Álava, Santiago también comenzó a colaborar hace unos meses con el Hospital de Día de Osakidetza ubicado en la calle Angulema y en el que también son tratados pacientes psiquiátricos, aunque en una fase posterior al episodio agudo. De hecho, todos los enfermos que pasan por la unidad de Psiquiatría del centro de la calle Olaguíbel son derivados posteriormente a Angulema, donde también se aplica un programa de rehabilitación que facilita la continuidad en los cuidados. "Han desarrollado una terapia muy interesante que sirve como segundo paso a lo que nosotros hacemos aquí", subraya la especialista. Una vez superado el ingreso en Santiago, los pacientes disponen en Angulema de un servicio de terapia ocupacional y de otra serie de recursos destinados a acelerar su recuperación. Los profesionales de ambos centros, para remar en esta dirección, trabajan conjuntamente, "con una comunicación fluida", manteniendo reuniones periódicas y así evaluar el progreso de los pacientes.

El auge de las terapias psicoeducativas no es nuevo -la primera literatura médica data de comienzos del pasado siglo-, aunque los enormes beneficios que reportan a los pacientes han provocado que su aplicación se extienda cada vez por un mayor número de centros. En el servicio de Psiquiatría de Santiago, por ejemplo, hace cuatro años comenzó a ensayarse otra terapia específica para pacientes bipolares de carácter más crónico, "que tienen muchas recaídas y no acaban de encontrarse bien", y que también ha demostrado funcionar satisfactoriamente.