vitoria. Un 3 de septiembre de hace 74 años Primitivo Fernández de Labastida se fue con lo puesto de su pueblo burgalés de Santa Gadea del Cid. La estrecha amistad de este agricultor con el secretario del Consistorio vinculado a la izquierda le ocasionó el peor de los enemigos. Dos requetés de fascistas le pidieron a este hombre de 35 años que les acompañase a declarar a Vitoria. Nunca más volvió. Un día después le fusilaron. Hoy se cumple el triste aniversario de su ejecución en una cuneta de la carretera A-2622, que une las localidades alavesas de Pobes y Espejo. Por este motivo, la organización Ahaztuak 1936-1977 realiza un acto de homenaje en el que señalizará el lugar de la localización de la fosa en la que además de Primitivo, se hallaban los cadáveres de un matrimonio vecino a la localidad donde residía este labrador. Se trataba de Mónica Barrón del Val y Florentino García Valencia, dos campesinos de Villanueva-Soportilla.

A las 12.30 horas se descubrirá un monolito con una placa para recordarlo como un "lugar de la memoria", en el que aparecerá el nombre de los represaliados en la Guerra Civil. "Junto con ello plantaremos tres árboles que de forma simbólica remarcarán la frase del escritor y político gallego Castelao: No enterraron cadáveres, enterraron simiente una simiente de personas que creyeron en unos valores y en un modelo de justicia determinado", explica el colectivo.

La cita, aunque apropiada por el drama vivido, no lo es sólo porque provenga de este escritor. Castelao es también una figura clave en esta historia ya que este artista fue el que presidió los trabajos de exhumación de esta fosa. La incertidumbre sobre el lugar en el que reposaban los restos de Primitivo para la familia Fernández de Labastida acabó hace escasos dos meses.

A finales del pasado mes de junio, y tras varios fines de semana de búsqueda, voluntarios de Ahaztuak, junto con familiares y testigos de la zona que aún recordaban cómo en su día vieron casquillos de bala en la zona ayudó a acotar la zona de búsqueda. Pocos días después procedieron a la exhumación de lo que quedaba de Primitivo, Mónica y Florentino.

Los trabajos finales del desentierro del olvido acabaron este miércoles cuando el Gobierno Vasco entregó los restos del labrador de Santa Gadea del Cid. Familiares de otras víctimas de la Guerra Civil y de desaparecidos asistirán a este homenaje, que hoy se puede rendir. A otros sólo se les acompañará en el sentimiento.