Vitoria. Los comercios de Vitoria acaban de despedir una temporada que la mayoría coincide en calificar como floja. Las rebajas tampoco han ayudado esta vez a las tiendas a desprenderse de su stock. Por ello, muchos establecimientos se resisten a prescindir de las promociones, al menos, mientras dure el buen tiempo, y cuelgan todavía en sus escaparates llamativos carteles de dos por uno.

Las sombra de la crisis sigue estando presente en todo el sector textil y en el de hogar, donde la escasez de ventas se hace todavía más presente en verano. De hecho, en agosto, con las calles vacías, el flujo de clientes se reduce drásticamente, y los que se quedan en Vitoria lo hacen con pocas ganas de gastar.

Sólo unos pocos afortunados han conseguido dar salida a sus existencias. En Calzedonia, por ejemplo, no han parado de vender biquinis y bañadores este último mes debido al buen tiempo, pero confiesan que el resto de la temporada no ha sido gran cosa. Y es que, en general, al comercio le está costando despegar. "Se ha vendido menos que otros años, pero también influye que el tiempo no ha acompañado del todo; lo mismo que ocurrió en enero, con las rebajas de invierno", asegura Estíbaliz Ramos, dependienta de esta tienda de General Álava.

Los esfuerzos puestos por los comerciantes para tratar de superar este bache han sido muchos. Los establecimientos tiraron la casa por la ventana a principios de julio, cuando comenzaron las rebajas, con descuentos que llegaban a superar incluso el 70%. Fue principalmente el caso de las franquicias, aunque el mediano y pequeño comercio tampoco se quedó atrás a la hora de anunciar grandes promociones en sus escaparates.

En la tienda de zapatos Valentino´s, por ejemplo, los clientes estaban esperando ya el dos por uno, una estrategia que el establecimiento decidió implantar como norma general en todas las rebajas hace ya dos años, cuando empezó a golpear la crisis. "Les hemos mal acostumbrado y ahora, para comprar, esperan a que salga la promoción", explica Sole Alonso. De hecho, han decidido mantener esta oferta otras dos semanas más, por lo menos, hasta que el buen tiempo aguante.

La difícil situación económica que se atraviesa en general ha hecho que los clientes modifiquen sus hábitos de consumo. "Ahora la gente entra sólo a mirar, se gasta bastante menos que antes", asegura Ainhoa Arrieta, responsable de la tienda de moda Dadá. De hecho, los productos más baratos son los que mayor salida tienen; con los 200 euros que antes se invertían en un vestido, ahora se gastan en cuatro o cinco prendas de mejor calidad.

Eso lo saben bien en establecimientos como en el que trabaja Milga Díaz, en Dendaraba, y que comercia principalmente con imitaciones de perfume. "Tenemos ya una clientela fija, que prefiere comprar de imitación, en lugar de dejarse tanto dinero en una colonia", explica. Sin embargo, en este centro comercial también han notado, y mucho, los efectos de la crisis y la bajada de ventas en verano. Prueba de ello es que la mayor parte de las tiendas ha decidido echar la persiana en agosto, lo que ha contribuido a aumentar el aspecto desolador que presenta este centro. "Apenas ha habido actividad, aquí la gente sólo entra cuando llueve y como no ha sido el caso, no ha entrado casi nadie".

Precisamente el bajón de ventas de agosto ha hecho que, como viene siendo habitual durante los últimos años, los comerciantes del centro de la ciudad hayan pactado modificar sus horarios cerrando los sábados por la tarde. Algunos, incluso por las mañanas también han retrasado la apertura de sus tiendas. Es por ello que ciertos establecimientos han aprovechado la oportunidad para abrir cuando el resto no abría, y hacer así el agosto. Es el caso de la tienda que posee Kati Alanya en Galerías Itaca, que se ha visto obligada a adoptar esta estrategia en vista de que las ventas no avanzaban. "Viendo que el resto cerraba, hemos decidido abrir todo el mes de agosto mañana y tarde", añade Kati, que también ha decidido prolongar las promociones.

Desde hace ya tiempo, los comercios muestran ya en sus colgadores ropa de nueva temporada, rezando para que ésta venga con mejores noticias. Es el caso de Wilco, en la calle General Álava, uno de los establecimientos más optimistas entre los consultados. "Se nota la crisis, claro, pero el verano tampoco ha ido tan mal, se ha vendido", opina Lucas Sing.