franco. Lo de ayer fue para asustarse. Las llamas recorrieron buena parte del Condado de Trebiño y pusieron en jaque muchas hectáreas e infinidad de viviendas. Sólo la rápida actuación de los retenes de la Junta de Castilla y León y de Álava pudieron salvar la situación. Fue como un espectáculo. Pese a haber sufrido el ímpetu del incendio a escasos metros de sus viviendas, varios vecinos de Franco, con la situación ya controlada, se asomaban ufanos a la esquina del pueblo para comprobar el devenir del incendio. "Nos hemos librado de una buena. Ha habido momentos en los que se veía bajar el fuego y, la verdad, daba miedo. Sin embargo, al final ha tirado para otro lado y nos hemos salvado", explicaba uno de ellos ante un grupo de lugareños, que ya veían el fuego demasiado lejos, camino de Uzkiano, como para temer por la integridad de sus viviendas. Sin embargo, otros residentes en el enclave no lo vieron tan claro. Incluso, llegaron a temer por sus moradas.

Desde Aguillo, una urbanización completa tuvo que ser desalojada ante la posibilidad de que el frente de llamas entrase en la zona y calcinase los chalés. "Ha sido una situación horrible", indicaba uno de los residentes cuando aún veía a escasos metros a los responsables de un retén persiguiendo el rastro del incendio con un todoterreno.

Por su parte, el alcalde de Trebiño, Roberto Bajo, no podía ocultar su desolación ante el espectáculo que contemplaba tras el paso de las llamas por buena parte del municipio que gobierna. la de ayer, para su desgracia, no es la primera emergencia con la que tiene que lidiar desde que es el primer edil del Condado. De hecho, el pasado año, un incendio mucho más virulento acabó con casi 3.000 hectáreas de la zona y dejó un paisaje que a duras menas empezaba a verdear tras la catástrofe. "Te deja una sensación de impotencia grandísima. Está todo quemado. Lo único que quedaba verde y para poder disfrutar ya no está. Es un desastre. No hay medios", explicaba.