vitoria. El tiempo pasa pero hay cosas que, desgraciadamente, no cambian. Así lo sufren, al menos, los pacientes del Hospital Psiquiátrico que, a pesar de años de lucha, siguen sin ver cumplida una de sus pocas reivindicaciones. La habilitación de un jardín en el centro para personas que padecen alguna enfermedad mental parece seguir durmiendo el sueño de los justos mientras que los pacientes no pueden dormir pensando en que el día siguiente de su internamiento será igual que el anterior sin un espacio verde en el que evadirse, al menos momentáneamente, de los efectos de unas dolencias que minan mucho la vida de sus afectados.
Es por esto que cualquier reivindicación es poca para conseguir un objetivo que ningún partido político se ha atrevido nunca a calificar de innecesaria. De hecho, una pancarta situada en la trasera del mismo centro recuerda a los responsables políticos e informa a los viandantes de que una de las ciudades con más metros cuadrados de zona verde por habitante, se olvida de algunos ciudadanos que no pueden salir a la calle para disfrutarlos. Bajo el lema Lorategia ospitale psikiatrikoaren Jardín Ya, se realiza una protesta tranquila, pero que espera que dé sus frutos después de muchos años de promesas incumplidas y de peticiones de varios colectivos.
Y es que da igual cuál sea la formación política que haya dirigido el Ayuntamiento. En todos los casos se ha admitido la necesidad de que el centro cuente con una zona verde por la que los internos puedan pasear. Sin embargo, 16 años después de que desapareciera la anterior instalación, la solicitud sigue esperando un impulso. Hasta entonces, sólo queda el recuerdo del anterior centro, que contaba con 20.000 metros cuadrados de zona ajardinada en la que se incluía una zona de huertas. Con el nuevo hospital, llegó la promesa de que estos espacios continuarían, pero esto aún no se ha hecho realidad. Primero se adujo un problema con las fincas existentes en la trasera del centro, donde se estaba pensado ubicarlos. Después, se construyó la circunvalación sur y, en la actualidad, los inconvenientes se centran en la ordenación urbanística. En definitiva, mientras tanto, los pacientes que, en función de su estado de salud, sólo tienen la opción de salir por el recinto o quedarse en la unidad siguen imaginando con nostalgia un paseo por el ansiado jardín.