manila. El secuestro en Manila de 25 turistas en un autocar durante unas 12 horas concluyó ayer con un baño de sangre, en el que murieron al menos ocho personas, incluido el secuestrador, un ex policía expulsado del cuerpo que reclamaba su readmisión. Siete de ellos eran rehenes que fallecieron por disparos mientras que seis de los 15 que continuaban en el autocar cuando las fuerzas de seguridad consiguieron penetrar en el interior, salieron vivos, aunque al menos uno resulto herido grave. El secuestrador, Rolando Mendoza, de 55 años había retenido inicialmente a unas 25 personas, pero había procedido a liberar a nueve de ellas. Posteriormente murió por un disparo en la cabeza efectuado por un tirador, señaló un portavoz policial. Tras horas de infructuosas negociaciones, las fuerzas especiales dieron el asalto después de escuchar disparos en el interior. Foto: efe
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