Vitoria. La Blanca ha conseguido un doble objetivo este año: reducir a la mitad el número de intoxicaciones etílicas y, además, dejar a cero el de las alimentarias.
La bajada de las personas que este año se pasaron con los brindis de más en honor a la patrona de la ciudad son notables. Durante estos festejos fueron atendidas 69 personas, frente a las 119 de la pasada edición. En concreto, se trata de 58 adultos y cuatro menores.
En estas celebraciones también ha sido posible despreocuparse de lo que se come en la calle. Los inspectores del Departamento de Salud y Consumo del Consistorio vitoriano aseguran que no se ha producido ninguna intoxicación alimentaria, pero para eso fue necesario vigilar 265 establecimientos permanentes, 12 txosnas y 13 locales del recinto ferial.
La única incidencia destacable en los puestos alimenticios fue un chorizo que los agentes decomisaron en un mesón del recinto ferial por estar caducado desde septiembre de 2009, así como otros alimentos almacenados a temperaturas incorrectas. Aunque éste no es el único caso en el que la salud de los clientes pudo peligrar. Los agentes sorprendieron a un vendedor de pintxos morunos, que disponía de cerca de cinco kilos de carne, ya troceada y especiada, en un cubo de plástico. La materia fue destruida inmediatamente delante de su propietario.
Aunque en los puestos ambulantes no se detectaron ni petardos ni megáfonos, sí que se efectuaron 54 intervenciones para retirar sombreros, gafa, collares o pistolas de pompas.