La cifra de fallecidos por el desprendimiento masivo de tierra y rocas ocurrido el domingo en la provincia noroccidental de Gansu asciende ya a 137 personas, con otros 1.348 desaparecidos. El alud provocó la formación de un lago artificial, que bloqueaba el río Bailong, y que los militares chinos dinamitaron ayer para vaciar el agua acumulada cerca de Zhouqu. El lago alcanzó hoy los tres kilómetros de longitud y amenazaba con desbordarse de nuevo. China está viviendo la peor temporada de lluvias e inundaciones desde 1998 y acumulaba, hasta este accidente, más de 1.500 muertos y desaparecidos con motivo de los fuertes temporales.