Vitoria. ¿De profesión? Ama de casa. Esta respuesta identifica los quehaceres diarios de miles de mujeres en el País Vasco que se dedican a proporcionar alojamiento y comida, al cuidado y la educación de hijos y personas mayores y a las tareas relacionadas con el cuidado y limpieza de la casa y de la ropa. Trabajadoras que no reciben nada a cambio por sus empeños y que, de recibirlo, constituirían uno de los sectores económicos más relevantes hasta el punto de alcanzar el 29% del Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad autónoma. De hecho, la conversión de las tareas domésticas no remuneradas en una actividad a sueldo requeriría más de 19.600 millones de euros en salarios al año. Ahora bien, los esfuerzos por conseguir una igualdad real entre hombres y mujeres y el acceso generalizado de éstas a la educación y al mercado de trabajo han logrado rebajar considerablemente el peso de las llamadas amas de casa a lo largo de los últimos 15 años. No en vano, en 1993 éstas y su ocupación sin compensación monetaria alguna hubieran representado en una proyección casi la mitad de la riqueza en el conjunto de los tres territorios históricos.

En ese sentido, los datos, facilitados por el Instituto Vasco de Estadística (Eustat), a través de su Cuenta Satélite de la Producción Doméstica, indican que "esta transferencia de recursos desde la economía doméstica no remunerada hacia la economía de mercado se explica por los años de bonanza económica y por la incorporación de la mujer al mercado laboral, lo que ha dado lugar a que la producción que en años previos se generaba en la economía doméstica, ahora y debido a esa relativa mejor situación económica, se demande en el mercado". Al respecto, el citado organismo reconoce que en otras economías "se repiten idénticas situaciones" a las observadas en Euskadi: por un lado, la progresiva pérdida de peso del trabajo doméstico no remunerado y, por otro, el hecho de que son mayoritariamente las mujeres las que realizan este trabajo, si bien en el caso vasco se aprecia una progresiva mayor participación de los hombres.

La creciente concienciación masculina a la hora de ayudar en las labores domésticas se mide en términos relativos con porcentajes que hablan de un progreso al respecto. Del año 2003 al 2008 -último ejercicio analizado por el citado organismo estadístico- ha crecido en más de tres puntos porcentuales el número de varones capaces de ayudar en casa, al pasar del 24,8% al 28,1%.

Estudio de salarios Precisamente, acaba de hacerse pública una encuesta realizada por una conocida firma comercial entre más de 800 mujeres de toda España. Los resultados de las preguntas ideadas determinan conclusiones curiosas sobre el carácter y la realidad que caracterizan a las féminas vascas. El análisis refleja la valoración de cómo las propias mujeres tasan económicamente las tareas que realizan en el hogar. Así, hacer la colada y planchar requeriría 721 euros mensuales; cocinar y planificar las compras para ello, se quedaría en 702.

El análisis desvela que, de entre todas las tareas del hogar, la más gratificante para las vascas es el cuidado de los niños (69%), seguida de la de enfermera (52%) y la de psicóloga (48%). Por el contrario, las que menos gustan son las labores propias del hogar como lavar y planchar, cocinar y planificar el menú de la semana o ejercer de chófer con hijos y familia.