Reto superado. Ésta fue la impresión general que reinaba ayer entre los distintos miembros de la organización de la trigésima edición del Araba Euskaraz, cita celebrada en Agurain. A pie de calle padres, profesores y voluntarios de la localidad relataban a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA su dura jornada de trabajo.

A las seis de la mañana varios miembros de la organización salían a las calles de Salvatierra dispuestos a ultimar los preparativos de una fiesta a la que cuatro horas más tarde comenzaría a llegar la gente. "Hemos salido temprano a cerrar las calles porque, aunque queríamos haberlo hecho ayer por la tarde, nos fue totalmente imposible", relataba Toledo, uno de los encargados de controlar la zona 2, en el complejo deportivo de Lezao.

Chaleco fluorescente sobre el cuerpo y toda la ilusión para encarar una larga jornada calificada por todos como "muy positiva". El primer punto de encuentro fue la ikastola Lautada. Allí, padres, alumnos y profesores asistían al corte de la cinta que daba el pistoletazo de salida a una jornada cargada de actividades como payasos, talleres, deporte y mucha música. Y todas las miradas puestas en un cielo gris que hacía presagiar lo peor, una lluvia que finalmente no cayó y que permitió a miles de euskaltzales disfrutar de un recorrido de algo más de tres kilómetros por el casco urbano de Agurain.

Salomé Martínez de Ilarduya, andereño y colaboradora a pie de calle, vigilaba ayer por la tarde las inmediaciones del recinto educativo ante el incesante ir y venir de gente a las diferentes zonas festivas. Ésta valoraba "muy positivamente" la jornada, especialmente, la comida popular que tenía lugar en las instalaciones de Lautada. "Se han hecho dos turnos de comida, uno a las dos y otro a las tres y cuarto y en cada uno han participado alrededor de 140 personas", explicaba al tiempo que reconocía los halagos recibidos por los asistentes "por la idea de poner ambientación musical durante la comida". Al mismo tiempo aseguraba sentirse "muy contenta con toda la gente que ha participado tanto en la organización como en la propia fiesta". Aunque no sabía decir el número de participantes, apuntó que "es muy buena señal que en las txosnas se haya terminado tanto la comida como la bebida y haya tenido que reponerse". Los hinchables, la música y los distintos puestos para tomar un refresco o llevarse a la boca un buen bocadillo fueron los ingredientes de la zona deportiva.

Allí trabajaba con ahínco Toledo, un padre voluntario que vio cómo "la mañana ha estado tranquila hasta las once. Después ha comenzado el boom". Este aita reconocía que "a lo largo de todo el día ha pasado por aquí gente muy agradable", y destacaba que "todo Agurain se ha volcado en la fiesta". Además se congratulaba del tiempo, "ya que es mejor que no haya hecho demasiado calor porque si no hubiera sido aplastante".

Apostada en la tienda de camisetas de la plaza Dulantzi, Beatriz Sáez de Jáuregui, madre de Izaro, alumna de Lautada ikastola, se mostraba "muy contenta" por el transcurrir de la fiesta. "Las camisetas de bebé se nos han terminado desde la mañana". El caso es que con el paso de las horas fue creciendo la afluencia de público en la zona 3, la destinada principalmente a los pequeños de la casa. "Aquí cuando más gente ha habido ha sido hacia el mediodía", apuntaba Sáez de Jáuregui desde el chiringuito atendido en todo momento por seis personas. "Hemos tenido momentos en los que hemos tenido que llamar a más voluntarios", relataba al tiempo que señalaba que "yo creo que se han cumplido las expectativas, aunque habrá que ver los números finales".

A escasos metros, Nuria y Amparo atendían el puesto de helados, con una mayor concurrencia de público por la tarde. "Estamos viendo bastante movimiento en esta zona", comentaban mientras despachaban sabrosos postres a pequeños y mayores que no dudaban en acercarse a la actuación de Txirri, Mirri eta Txiribiton Junior en el escenario de la plaza Dulantzi.

Además de la zona infantil, la destinada a los conciertos, en la plaza Euskal Herria del barrio Harresi, fue una de las que mayor número de gente congregó a lo largo del día. Así lo atestiguó Juan García, voluntario en la zona y para quien "el concierto de Betagarri ha sido el que mayor número de gente ha movido", sobre todo "jóvenes, lo que deja claro que así no se termina el mundo".

El trabajo conjunto de decenas de voluntarios hizo posible que se celebrara una nueva edición del Araba Euskaraz, una fiesta que se celebró en Agurain por segunda vez en los últimos veinticinco años y con la que se pretendía sacar el euskera a la calle y recaudar fondos para la adecuación de los distintos espacios de la ikastola Lautada, de reciente creación.

El lema de este año ha sido Gogo biziz (Con enormes ganas) y ha sido elegido por los padres y madres de la ikastola Lautada de Agurain, cuyos pilares se pusieron hace solamente un año. "Queremos reflejar así el esfuerzo que se está haciendo en un proyecto que acaba de nacer", señalaron. Lautada ikastola es el resultado de un cambio de estatus que acordaron las 295 familias que tenían a sus hijos escolarizados en el centro de la congregación religiosa de las Hermanas de la Providencia.

Todos los voluntarios consultados por este diario coincidieron en señalar que "Agurain se ha volcado con el Araba Euskaraz y todos hemos puesto unas enormes ganas, como nuestro lema". Por eso pueden decir bien alto; reto superado.