vitoria. La historia se desentierra durante este fin de semana en Álava. La asociación Ahaztuak 1936-1977, con la colaboración de técnicos de la sociedad Aranzadi, inició ayer la exhumación de una fosa común situada cerca del puerto de La Tejera, en el municipio de Ribera Alta. La investigación en torno a la desaparición de tres vecinos de Burgos hace 74 años ha llegado a un momento clave, cuando se han encontrado los restos de tres personas. Ahora se iniciará el proceso para confirmar si se trata de las víctimas a las que apuntan los testigos.
Estos relatos, durante mucho tiempo silenciados, resultan claves en esta labor para recuperar la memoria histórica y dar descanso, por fin, a los desaparecidos. En concreto, se cree que en esta fosa descansan Primitivo Fernández de Labastida Urruchi, un labrador de Santa Gadea del Cid (Burgos), y el matrimonio formado por Florentino García Valencia y Mónica Barrón del Val, que tenían 47 y 45 años y eran oriundos de Villanueva de Soportilla.
El caso de la Tejera se destapó al reconstruir la desaparición de Fernández de Labastida, un agricultor que colaboraba con el secretario -vinculado a la izquierda- del Ayuntamiento de Santa Gadea del Cid. La historia de este agricultor termina un 3 de septiembre de 1936, cuando dos requetés exigieron que le acompañaran para tomarle declaración en Vitoria. Nunca volvió a casa.
Los testimonios que recogió su familia entonces hablan de que Fernández de Labastida fue fusilado, junto a un matrimonio, en el entorno de Salinas de Añana. Los rumores de antaño y los relatos actuales recogidos durante la investigación apuntan a que, poco después, se encontraron restos de un cráneo en la zona. La presencia de animales merodeando la fosa, de hecho, obligó a los vecinos a tapar la tierra con piedras. Un familiar de Primitivo, durante un viaje en autobús a Vitoria, "incluso escuchó a unos requetés que conversaban sobre lo sucedido en esa curva del puerto", detalla su nieta Nieves. A esos soldados al parecer les encargaron fusilar a los dos hombres y, tras pedir a la mujer que abandonase la zona, decidieron también acabar con su vida. La curva pasó con el tiempo a denominarse El hoyo de los muertos.
Hasta ahí los relatos. Pero los familiares de Primitivo se movilizaron para confirman si son hechos. Así, voluntarios de Ahaztuak comenzaron el pasado 29 de mayo a realizar catas en la zona, una labor que se repitió durante tres fines de semana hasta que, el pasado día 12, se encontraron restos de un cadáver. Los investigadores, según explica un portavoz de Ahaztuak, Marcelo Álvarez, dieron entonces parte al Juzgado de Guardia de Vitoria, y ayer iniciaron la exhumación de la fosa, con la colaboración de vecinos, arqueólogos y antropólogos voluntarios de Ahaztuak y también técnicos de Aranzadi. Dos hijas y cuatro nietos de Primitivo siguieron de cerca los trabajos. Hasta la fecha no se han encontrado familiares del matrimonio burgalés, que no dejó descendencia. Ahora los parientes sólo esperan que se confirme la mala/buena noticia: "Si es el abuelo, habremos recuperado la dignidad. Si no lo es, al menos habremos hecho justicia con alguien que desapareció en similares circunstancias", cuenta Nieves.
La exhumación confirmó ayer la presencia de tres cuerpos. Dos de ellos, el de un varón y una mujer -que incluso portaba una peineta-, se encontraban casi en la superficie. Presentaban un tiro cada uno en la cabeza. Debajo de ellos, se hallaron nuevos restos. Ahaztuak ya trabaja para que, el próximo 3 de septiembre, se haga un homenaje en esta zona, que ahora pretenden rebautizar como La curva de la libertad. Todo un giro en la historia.