Washington. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró ayer que el desastre ecológico en el golfo de México tendrá un impacto similiar en el país al que supuso el 11-S en el sentido de que marcará un antes y un después en la forma de pensar de los norteamericanos, en este caso en lo que se refiere al medio ambiente.
"Al igual que nuestra percepción de los puntos débiles de nuestra política exterior fue moldeada profundamente por el 11-S creo que este desastre cambiará la forma en la que pensamos sobre el medio ambiente y la energía durante muchos años", dijo Obama. A este respecto, Obama se comprometió a tomar "un camino valiente" que permita "una clase de política energética con visión de futuro, orientada hacia el mismo, que es vital y que hace falta desde hace mucho tiempo".
El presidente de EEUU hizo estas declaraciones en el mismo día en el que visitó por cuarta vez al área costera afectada por el vertido. Al final del viaje, de dos días, por Mississippi, Alabama y Florida, Obama ofrecerá hoy un mensaje televisado a la nación, en horario de máxima audiencia, para explicar sus medidas para paliar la catástrofe. Y mañana se reunirá en la Casa Blanca con el presidente de BP, Carl Hanric Svanberg, para exigirle la creación de un fondo especial para las compensaciones e indemnizaciones a los afectados.
"Uno de mis mayores retos es que logremos extraer las lecciones correctas de este desastre", subrayó Obama, y añadió que, si bien no puede predecir si EEUU será capaz de cambiar el modelo económico basado en el petróleo en los próximos años, "lo que toca ahora es empezar a hacer esa transición".
Respecto a la multinacional británica hizo ayer público que un nuevo plan con el que espera incrementar de forma significativa la recogida de crudo que ahora contamina las aguas del Golfo de México. BP afirmó que podría aumentar la cantidad de crudo que captura desde los 15.000 barriles actuales a entre 40.000 y 53.000 barriles para finales de mes. Esa cantidad podría incrementarse a entre 60.000 y 80.000 barriles para mediados de julio, gracias a un sistema "más permanente y flexible" con tuberías flotantes", según señaló.
En cuanto a la situación económica de la compañía, las acciones de la empresa británica volvieron ayer a desplomarse al caer un 10% en la Bolsa de Londres. El jueves pasado, sufrieron un retroceso del 12% en el parqué londinense, su nivel más bajo desde 1997.