bruselas. La batalla de la Y vasca por convertirse en un eje clave de la red ferroviaria principal de Europa, que interconecte las tres capitales y sus puertos con el centro del continente, está en marcha desde hace meses, pero hoy y mañana vivirá un punto de inflexión importante en la conferencia de alto nivel sobre redes transeuropeas de transportes que se celebra en Zaragoza. El encuentro oficial, al que asistirán gobiernos, autoridades regionales, empresas, representantes de infraestructuras clave y otras instituciones interesadas, servirá para definir los criterios con los que la Unión Europea elegirá a los proyectos que apoyará financieramente a partir de 2014.
"Se trata de definir los criterios para establecer cuál debe ser la red ferroviaria principal de transportes en Europa. Está claro que todo el mundo dice que su corredor es el mejor, pero es necesario definir unos requisitos porque no podemos tener niveles diferentes. Hay que decidir cuál es la red ferroviaria principal y es fundamental tener una visión europea", explicaba un funcionario de la Dirección General de Transportes de la Comisión Europea.
Ésa es la intención, precisamente, de Bruselas. Acotar, primar y financiar sólo el desarrollo de unos pocos proyectos porque creen que la red actual es demasiado extensa y se desperdicia demasiado dinero. "Dicen que para que funcione mejor es necesario una red más reducida, un núcleo clave que ponga en conexión los puertos y los centros de logística", aseveraban fuentes diplomáticas consultadas.
Y es que, con la crisis económica cerrando el grifo de la financiación y la incógnita de cual será el presupuesto comunitario a partir de 2014, ningún proyecto tiene las ayudas europeas garantizadas más allá de esa fecha. La única pista que ofrecen en Bruselas es que los proyectos catalogados como "prioritarios" -el eje ferroviario vasco lo es desde la cumbre de Essen de 1994- "son muy importantes" y forman parte de una lista "que no se puede cambiar cada siete años". El inconveniente añadido en el caso del Estado español es que antes de que entre en vigor el nuevo presupuesto comunitario perderá su derecho a recibir ayudas del Fondo de Cohesión, que ha permitido pagar hasta ahora buena parte de la factura ferroviaria, porque su renta media per cápita es ya superior al umbral fijado por la Unión Europea.
Convencer a Bruselas De ahí que para acceder al futuro pastel de las redes transeuropeas de transporte será esencial, especialmente si el Gobierno español decide retrasar algunas obras, entrar en este núcleo duro de proyectos y convencer a Bruselas y al resto de socios europeos de los beneficios del corredor atlántico para eliminar el tránsito de miles de camiones de las carreteras gracias a su uso mixto viajeros-mercancías, terminar con un cuello de botella como es el paso de Biriatou entre Irun y Hendaia, y fomentar la intermodalidad con otros modos de transportes; todos ellos objetivos reivindicados por las autoridades comunitarias.