Atomizados en grupos de dos a seis personas, los participantes de la Marcha del Carbón y el Vino fueron llegando ayer a Oion agotados por el cambio climatológico, pero encantados con la iniciativa y con los parajes que habían podido conocer.

Esta marcha, que surgió como una iniciativa conjunta de las Cuadrilla de Montaña Alavesa y Rioja Alavesa, reunió a unas 90 personas que ayer por la mañana se enfrentaron a la segunda y última etapa, desde Lagrán hasta Oion, pasando por Laguardia. Eran las 7.30 horas y el color del cielo no presagiaba buenos agüeros. "Hemos salido de Lagrán y nos hemos encontrado con un chaparrón bueno, con el que hemos seguido hasta llegar a los hayales", comentaba Emilio Aizpitarte, un vecino de Markina, quien junto a su compañero fueron los primeros en llegar hasta la localidad oyonesa, con cerca de una hora de adelanto sobre los siguientes en terminar.

El agua, que cayó en abundancia, no sólo molestó a los caminantes, sino que como el primer reto era superar Sierra Cantabria, se encontraron con dificultades para ascender. "En la subida nos hemos calado y nos hemos topado con mucho barro, que retrasaba la marcha. Además, había poca visibilidad, porque había mucha niebla", añadía.

Aún así, todos los inscritos siguieron adelante confiando en que el microclima de Rioja Alavesa fuera más benigno. Y lo fue, pero relativamente. Cuando comenzaron el descenso de la sierra dejó de llover, pero las dificultades se canjearon por el intenso frío que hacía -en comparación con el fuerte calor del día anterior- y que se sentía más a causa de los golpes de viento que permanecieron durante toda la jornada.

En Laguardia los senderistas tenían preparado, por parte de la organización de la marcha, un punto de avituallamiento, similar al de otros lugares. Marisa, una riojana de Fuenmayor, destacó el papel que ha jugado la organización del evento. "Todo el camino estaba señalizado, por lo que era imposible perderse, y los puntos de avituallamiento llenos de cosas para poder seguir consumiendo calorías. La verdad es que todo el mundo estaba contento con la organización, porque en ningún momento nos hemos visto desasistidos", apuntaba.

Tras salir de la capital de Rioja Alavesa, el grupo volvió a su dinámica de atomizarse, ya que no se trataba de una marcha competitiva, sino de un recorrido para disfrutar de los paisajes y de los caminos sin tráfico. Así, desde algunos oteros se podía divisar a pequeños grupos que hacían paradas para reposar o para apreciar algún viñedo que les llamaba la atención.

Los que caminaban con mejor sentido del humor eran grupos de jóvenes, principalmente de Vitoria. "No nos imaginábamos que en Laguardia hubiera unas lagunas como las que hemos bordeado, llenas de aves", comentaba uno de ellos. Otro, incluso apuntaba a que "sería un buen sitio para hacer un camping para gente aficionada a la naturaleza o la fotografía".

Después de las lagunas, los caminantes enlazaron con la vía del Ebro, que les llevaría hasta Oion, aunque con dos cruces malos de la carretera, que ayer tenía más tráfico de lo habitual al ser fin de semana. Esa vía les llevaba directamente a Oion, cerca de la piscina cubierta y del polideportivo, que ayer se había preparado para acoger a los caminantes con el fin de que pudieran darse una ducha y cambiarse de ropa antes de ir a comer-merendar en Bodegas Faustino, último acto previsto en el programa.

La experiencia, para los participantes fue satisfactoria y calificada como "una buena idea", según las numerosas opiniones recogidas antes de ser transportados de nuevo a Vitoria.

"Me ha encantado", señalaba Aizpitarte, veterano senderista. "Yo creo que la gente se lo ha pasado muy bien. Si están un poco preparado para caminar, esta es una marcha estupenda", afirmaba.