berlín. La Iglesia y los casos de pederastia dan un nuevo giro de tuerca en Alemania tras el nuevo escándalo en la que un máximo responsable en una institución eclesiástica alemana es acusado por presunta ocultación de información acerca de casos de pederastia en el país bávaro. Esta vez el turno es para el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, el arzobispo Robert Zollitsch, es objeto de una investigación por complicidad en un caso de abusos sexuales a niños, según anunció ayer el fiscal de Friburgo (suroeste de Alemania).
La fiscalía informó de que considera que la diócesis de Friburgo (suroeste de Alemania) tuvo que tener conocimiento de las actividades pederastas de un sacerdote cisterciense, ante las cuales Zollitsch reaccionó pidiendo el traslado del cura a otra ciudad. El arzobispo habría permitido que el párroco, acusado en los años 60 de abusos a niños, fuese reubicado en una parroquia en el año 1987.
Zollitsch, de 71 años, era el responsable del personal de la diócesis de Friburgo en aquella época. La denuncia contra Zollitsch, según la fiscalía, fue presentada en mayo pasado y el caso tramitado desde entonces hasta que salió a la luz pública.
Sin embargo, la archidiócesis de Friburgo rechazó ayer todas las acusaciones en contra de Robert Zollitsch, alegando que el arzobispo no fue responsable del traslado, que fue decidido por la orden del sacerdote pederasta, por lo que no se puede achacar al obispo ninguna responsabilidad por las acusaciones de ocultar casos pedófilos.