vitoria. El intenso debate abierto en torno al ocio nocturno de la capital alavesa comienza a dar sus frutos. Las nuevas ordenanzas municipales de Hostelería y Ruidos, que delimitarán los derechos y deberes de los distintos establecimientos para hacerlos compatibles con el descanso vecinal, fueron aprobadas ayer de forma inicial con los votos favorables de PSE, PNV y PP -EB sólo apoyó la segunda- tras el debate de las alegaciones presentadas por los grupos. Este amplio consenso, a priori en entredicho, se entiende tras la introducción de varias modificaciones en el borrador del texto, relativas a la insonorización obligatoria de los locales, quizá el pilar fundamental de la norma, y sus plazos.
Una de las fundamentales afecta a los bares de barrio, los cerca de 600 locales que, debido a su antigüedad, carecen de blindaje acústico y que en un principio iban a ser obligados a acometerlo para cumplir la nueva normativa, lo que sin duda hubiese puesto en serio peligro su supervivencia. Un gravoso gasto cercano a los 150.000 euros que finalmente, si lo desean, podrán evitar fruto de un acuerdo entre el equipo de Gobierno, el PNV y los populares. ¿Qué les supondrá en la práctica no insonorizarse? Pasar a la categoría inmediatamente inferior de la que ahora tienen. En otras palabras, de bar a degustación. Una modificación que sólo afectará a estos locales a efectos de horario, dado que podrán seguir sirviendo bebidas alcohólicas en su interior. Si ahora pueden cerrar sus puertas entre las 1.30 y las 2.00 horas en función de la época del año, el horario de clausura pasaría a las 00.00 horas tras la reconversión.
Los únicos bares de toda la vida que estarán obligados a insonorizarse serán aquéllos que experimenten un cambio de titularidad y no estén preparados para aislar un máximo de 40 decibelios, porque, en definitiva, son los que "sí pueden acabar dando problemas", a juicio de Alba Cañadas, concejala de Medio Ambiente. Se trata de locales que se encuentran completamente limpios de sanciones e históricamente no han acarreado ningún tipo de molestia al vecindario pero que, una vez traspasados, varían sus actividades y sí pueden generar ruidos por la falta de insonorización. En estos casos, el Ayuntamiento inspeccionará los establecimientos cuando el traspaso se haga efectivo para establecer las medidas correctoras correspondientes.
Otro de los debates más controvertidos que ha suscitado la ordenanza de Ruidos es el plazo del que dispondrán los establecimientos nocturnos para acometer la obligada insonorización, el trámite que les hará encontrar acomodo en la normativa.
Aunque el Consistorio había previsto en un principio establecer el plazo para acometer las obras en sólo cinco años, "insuficientes" a juicio de la mayoría de la oposición, los locales contarán definitivamente con 12 para adecuar sus instalaciones tras el acuerdo llegado ayer por todos los grupos municipales salvo EA, que abogaba por suprimir las referencias temporales. El PNV condicionó su apoyo a la ordenanza en ampliar este plazo a 15 años, mientras que EB abogaba por los diez. Finalmente, a propuesta de Alba Cañadas, se ha optado por este "término medio" para acometer los trabajos. En función de las condiciones de aislamiento que logren los locales, podrán incluso reconvertirse en pubs y, en consecuencia, ampliar su horario de cierre en una hora y media más respecto a la actualidad. También se les permitirá agrandar sus espacios alquilando las lonjas adyacentes, otra de las mayores reivindicaciones del sector hostelero que, finalmente, podrá ser satisfecha.
También a instancias del PNV, el Ayuntamiento deberá elaborar un Plan de Reconversión en el que se establezca una línea de financiación para la adaptación de los aislamientos acústicos, vías de subvención que correrán a cargo del Ayuntamiento y el Gobierno Vasco y permitirán a los locales afrontar las obras con mayor comodidad para sus bolsillos. Por otra parte, la distancia mínima entre los establecimientos de categoría B quedará fijada en los 50 metros, por los 150 actuales, tras quedar rechazada una enmienda de EA que abogaba por los 75.
salas de fiesta Por último, la nueva ordenanza vetará la apertura de discotecas en zonas del extrarradio a las que deba accederse por carreteras no urbanas. Aunque la ordenanza prohíbe la apertura de nuevas salas en zonas residenciales y favorece su instalación en polígonos, esta enmienda propuesta por el PP pretende reducir la posibilidad de que se produzcan accidentes de tráfico. "No es lo mismo abrir un local junto al edificio Deba que a las afueras", sintetizó Javier Maroto (PP). EB, cuya propuesta se rechazó, abogaba por evitar la construcción de discotecas en polígonos por "las consecuencias perniciosas que acarrean".