Vitoria. La primavera viene acompañada de un enemigo clásico para los alérgicos: el polen. Álava comienza a padecer los primeros efectos de la floración al tiempo que los cielos cambian su tonalidad al azul, el frío intenso desaparece progresivamente y le toma el relevo un viento cada vez más agradable. Las abundantes lluvias registradas en los últimos meses hicieron el trabajo previo. Y los alérgicos, en este contexto, empiezan a acudir en masa a las consultas médicas de la capital alavesa.
A día de hoy, la atmósfera soporta concentraciones importantes de polen procedente de árboles como el fresno o el olivo, a los que es sensible un espectro todavía "minoritario" de pacientes, según argumenta la alergóloga del Hospital Santiago, María Teresa Audicana. El turno de la bestia negra de los alérgicos, las gramíneas, llegará en las próximas semanas, cuando se alternen más jornadas de calor y lluvias. El polen de esta familia, el más común, afecta nada menos que al 87% de los alérgicos. El equilibrio entre temperatura, humedad y régimen de lluvias sirve para expandir o frenar la temida polinización. Aunque por un lado la lluvia sirve para limpiar la atmósfera y aliviar los síntomas al alérgico, al mismo tiempo sirve a las plantas para alimentarse y prolongar su ciclo. En días lluviosos, nublados y sin viento los síntomas son mínimos para el paciente, porque el polen no se desplaza adecuadamente. Por contra, el clima caluroso, seco y ventoso produce el efecto contrario.
A estas alturas del año, todavía es difícil saber cómo va a transcurrir la temporada para los alérgicos, pese a que la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) no ha dudado en pronosticarla como "intensa". Audicana, que prefiere guardar una postura prudente, avanza que "será bastante similar a la anterior, no mucho peor". Aunque no destacó por su intensidad, sí lo hizo por su extensión, dado que se prolongó hasta bien entrado julio.
A los alérgicos les favorecería una primavera excesivamente seca o lluviosa, una tendencia poco probable porque no se ha observado en las últimas décadas. Con todo, la ubicación interior de Gasteiz la sitúa como un lugar poco propicio para los alérgicos, al contrario que los lugares costeros. Durante la primavera y el verano, debido a la fuerza de la brisa marina, el polen es empujado precisamente hacia el interior en jornadas soleadas y ventosas.
Se calcula que las alergias primaverales afectan al 20% de la población, lo que supone alrededor de 65.000 personas en Álava. Afectación ocular (picor de ojos, enrojecimiento e inflamación del párpado), síntomas nasales (congestión, estornudos y rinorrea constante) y asma bronquial (tos y dificultad respiratoria) son sólo algunos de los síntomas principales de esta patología tan leve como molesta. El paciente asmático, que supone una cuarta parte del total de alérgicos al polen, padece doblemente estos cuadros clínicos.
Con todo, Audicana reconoce que sus pacientes están "bien aleccionados" en lo que a la prevención se refiere. La vacunación, en este sentido, constituye el único tratamiento eficaz para detener la evolución de la enfermedad alérgica. La inmunoterapia en este campo consiste en administrar al paciente cantidades gradualmente crecientes del alérgeno que le afecta, para inducir una tolerancia en su organismo.
Al margen de la inyección subcutánea, la más habitual, el año pasado comenzó a comercializarse en la CAV una nueva vacuna en pastillas, indicada únicamente para la alergia a las gramíneas y los síntomas de rinoconjuntivitis. El tratamiento ofrece la misma seguridad que la vacuna sublingual tradicional, que se administra mediante gotas, aunque la administración de una u otra depende de las circunstancias individuales de cada paciente.
varios tratamientos Al margen de la vacunación, existen numerosos medicamentos que pueden aliviar los síntomas al alérgico, una vez constatada su patología mediante las pruebas médicas pertinentes: el Prick con diferentes alérgenos y otras pruebas de laboratorio dotan al diagnóstico de una veracidad casi total. A partir de ahí, los antihistamínicos, que controlan el picor y los estornudos, los antiinflamatorios o corticoesteroides tópicos inhalados, que reducen la obstrucción e inflamación nasales, los colirios, que alivian el enrojecimiento ocular, y los broncodilatadores, que alivian la tos y los ruidos torácicos, se convierten en los aliados farmacéuticos más recomendados para el alérgico.