VITORIA. Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) afirma que le gusta "estar entretenido" y "tener metas", así que combina sus actividades como psiquiatra y profesor en Nueva York (entre otras ciudades) con la pausada redacción de libros que den pautas al lector para vivir más felizmente. Y, además, lo hace muchas veces en castellano, algo así, admite, como un cordón umbilical con su país de origen (emigró a Estados Unidos con 24 años). Esta vez presenta Superar la adversidad (Espasa), un trabajo de casi 8 años en el que plasma cómo la mayoría de los seres humanos cuentan con recursos para, no sólo afrontar las crisis, sino además, en ocasiones, salir de ellas reforzados.
La presentación de esta obra coincide con la larga y convulsa recesión económica que viene azotando a los cinco continentes y los análisis y recetas del autor son extrapolables a las víctimas de una catástrofe natural, de la pérdida de un ser muy querido, de un accidente, de un periodo de enfermedad largo, etc. Por tanto, los problemas originados por la pérdida de un empleo, una separación fomentada por el paro, un alcoholismo o depresión subsidiarios pueden canalizarse con mecanismos similares a las circunstancias enumeradas antes.
Resiliencia
Resistencia flexible más común que lo que pensamos
A Rojas Marcos, muy cercano, no le gusta emplear términos complicados, y se lo pensó mucho antes de subtitular este último libro El poder de la resiliencia. Él explica cómo, del mismo modo que hace 25 años se aclaró lo que es el estrés (la presión del entorno sobre un objeto), "la resiliencia es también un término de física, la capacidad del objeto de encajar un golpe, sin romperse, adaptarse y con el tiempo volver al estado anterior, como un muelle, una pelota de goma o una caña de bambú", enumera.
Otra cosa, "objeto de controversia", es "que hay personas que te dicen que gracias a la desgracia que sufrieron han descubierto en sí mismas fuerzas que no conocían, lo que ahora se empieza a llamar crecimiento postraumático". El prestigioso psiquiatra asegura que "un porcentaje muy alto de personas afronta, encaja y supera la adversidad, y un porcentaje menor dice que aprendió algo de esa experiencia y que incluso ahora aprecia cosas de la vida que antes no disfrutaba", indica. "Y, sobre todo, se sorprendieron de que tenían esa capacidad".
La mayoría de las personas a las que se les muere un ser querido, o que han sufrido un accidente, o una enfermedad, lo superan pasados unos meses o un año, "y eso no quiere decir que se te olvide, sino que vuelves a encontrar a la vida un sentido, que disfrutas. O sea, no estamos hablando de algo excepcional", aclara el experto.
recesión
Más superaciones que suicidios o depresiones
Los niños que nacieron y crecieron en la isla de Kwai, en circunstancias muy adversas; los que crecieron en orfanatos en Rumanía; víctimas de campos de concentración, etcétera, son enumerados por Luis Rojas Marcos como ejemplos de que "luego son saludables, estudian, se casan... No son héroes, ni una excepción, sino casi una regla", asegura.
Y, ante una crisis económica, "que afecta a tanta gente estadísticamente, la gran mayoría de las personas vamos a superarla. Habrá alguno que se suicide, digamos que pierda la ilusión por vivir, bien por el problema económico o bien porque el trabajo supone su identidad, por lo que pierde lo que le motivaba para vivir. Luego habrá otro grupo que esté luchando por superar el paro, pero la mayoría de las personas afectadas, y como ya sucedió con la II Guerra Mundial, lo superará".
"Si te das una vuelta por la ciudad, alguien te contará que se le murió un hijo, o que superó un cáncer, etcétera. Uno de los mensajes de este libro es que no sólo la gente famosa es fuerte: yo, que trabajo en hospitales, veo personas con situaciones de gran incertidumbre y vulnerabilidad, y la gente lucha por sobrevivir, por uno u otro motivo".
algunas claves
Lazos afectivos, conexión con el grupo y control de situación
Para el autor de Superar la adversidad, "es muy útil estar conectado a un grupo, poder hablar, narrar tu experiencia, saber que eso no me pasa a mí solo". En el contexto de la crisis económica, "esas personas piensan No puedo solucionar la crisis, pero sí puedo hacer algo en mi vida diaria para minimizar el impacto de la crisis, o para tratar de salir de ella (o de cómo me afecta a mí)".
Además, "la persona que piensa que tiene control va a superar mejor las crisis que la que piensa Bueno, que sea lo que Dios quiera. Cuando uno pone el control de la situación en algo fuera de uno, bien sea un terremoto, bien sea un accidente, o la crisis, tiene más probabilidades de superarla que el que no hace nada por su supervivencia", relata el psiquiatra. Así, el decir Yo aquí puedo hacer algo, si además se está conectado, se refuerza.
De esta manera debieron de sobrevivir miles de personas en campos de concentración: "Cuando pensaban que podían manipular la situación de alguna forma constructiva: podían llevarlo mejor que otros que tiraban la toalla", apunta el experto.
las herramientas
Autoestima, pensamiento positivo, sentido del humor...
En el marco de una crisis, Luis Rojas Marcos destaca, por tanto, como mecanismos protectores la autoestima, el pensamiento positivo, los motivos para vivir, las facultades mentales, el sentido del humor... "No cabe duda de que la persona que se culpa va a tener más dificultad que la que piensa que esto tiene solución".
Darwin decía que "no son los más fuertes de la especie los que sobreviven, ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios" (1859). El psiquiatra neoyorquino profesa "gran admiración" por "esa idea evolutiva tan enriquecedora".
el reto
¿Y si no cuento con estos mecanismos?
Si no se cuenta con esas herramientas para superar las adversidades, "¿puedes desarrollarlo? Bueno, no es fácil. Leyendo este libro, no. Con su lectura no vas a sentirte más fuerte; verás algunas luces que te van a informar de cuáles son las cualidades que tienes que te van a ayudar a superar la circunstancia. Si no tienes conexiones afectivas, de un estilo de vida de aislamiento a tener relaciones sociales te va a costar trabajo, tiempo y dinero, si pides ayuda", relata el autor. En el caso de alguien muy deprimido, "la idea es fortalecer esas fuerzas que ya tiene esa persona y que le motivan para vivir. Cambiar a un pesimista no es convencerle de que sus ideas son erradas, es encontrar un punto positivo en el pesimista para que sepa por qué va a estar vivo mañana", expresa Rojas Marcos.
Así, en este trabajo de ayudar a personas desalentadas, los "consejos o sermones" no son efectivos, pero sí tirar el ovillo de las pequeñas ilusiones que les quedan a los pacientes, para que las desarrollen.
El psiquiatra de origen sevillano desmitifica que las mujeres sean más depresivas: "El hombre va menos al médico y muestra la depresión mediante el alcoholismo, la delincuencia, la agresión... que en el fondo es una reacción ante una situación de angustia y depresión".