desde hace alrededor de un año y tres meses, Vitoria puede presumir de contar con una infraestructura enfocada en la I+D+i y la formación a la altura de las grandes capitales del mundo. A lo largo de 5.000 imponentes metros cuadrados distribuidos en tres plantas, el Instituto Eduardo Anitua se ha convertido en un referente científico en la regeneración de tejidos mediante el uso del plasma rico en factores de crecimiento (PRFG). Un descubrimiento revolucionario que comenzó a utilizarse en cirugía oral y maxilofacial y que, progresivamente, ha sido empleado en distintas áreas médicas como la dermatología, la oftalmología, la traumatología y la medicina deportiva, estos dos últimos campos en constante colaboración con el doctor Mikel Sánchez.

El centro, ubicado en Armentia, se asemeja a un búnker dotado de la más avanzada tecnología. En la planta baja se extiende el centro de investigación, que cuenta con un peso específico en el conjunto de actividades de BTI. Desde su creación, ha llevado a cabo una importante actividad en el desarrollo de nuevos productos, materiales y procesos de obtención de material biológico que, posteriormente, son empleados en la práctica. De ello se encarga, en parte, la clínica ubicada en la primera planta del Instituto. Dotada de todas las especialidades odontológicas, destaca por contar con dos quirófanos exteriores con unos amplios ventanales que posibilitan intervenir a los pacientes con la ayuda de la luz natural. Los quirófanos cuentan, además, con cámaras de vídeo que permiten retransmitir en directo las operaciones para ser visualizadas mediante un circuito cerrado de televisión en el centro de formación, situado en la segunda planta del instituto, o vía satélite con distintos centros colaboradores dispersos a lo largo y ancho del mundo.

También en la primera planta se encuentra el laboratorio de prótesis, donde un equipo de 14 profesionales trabaja sobre réplicas exactas de las bocas de los pacientes hechas en escayola. El trabajo es de chinos, totalmente artesanal. Las coronas, fabricadas mediante varias capas de porcelana, parecen tan reales como los dientes naturales de calcio y fósforo. "Todo el mundo está involucrado en proyectos de I+D, tanto en la clínica como en los laboratorios de prótesis e investigación", certifica Eduardo Anitua.

Desde hace alrededor de cuatro años, al leit motiv de BTI, la implantología oral y la terapia regenerativa en este campo, se han sumado numerosos proyectos de investigación a los que Anitua vislumbra "un futuro muy esperanzador". El centro, por ejemplo, ha ampliado sus campos a las enfermedades degenerativas articulares, como la artrosis, o a la regeneración de tejidos blandos para tratamiento de pie diabético, úlceras o rejuvenecimiento facial. BTI, a día de hoy, también investiga sobre un colirio para tratar úlceras corneales y ojo seco que aspira a sumarse a las 27 patentes de las que ya puede presumir.

Al centro de formación del instituto acuden anualmente alrededor de 1.000 especialistas para adquirir nuevos conocimientos. Un auditorio con capacidad para 70 personas y diversas aulas de prácticas sirven para cumplir este propósito.